PUERTO PRÍNCIPE. Más de cuatro millones de haitianos acudieron ayer a las urnas en unas elecciones complicadas aún más por el terremoto y el cólera. Pero es que, además, la historia reciente de Haití está marcada por la inestabilidad política, los golpes de estado, la violencia social y los altos índices de pobreza de su población, así como los fraudes electorales como el denunciado ayer por la oposición. En abril de 1971, Jean Claude Duvalier sucedió a su padre, el dictador Francois Duvalier, en la presidencia del país, puesto que dejó en febrero de 1986. La transición a la democracia culminó con la aprobación en referéndum de la Constitución, en marzo de 1987 y las primeras elecciones democráticas en tres decenios se celebraron un año después en un clima de violencia y huelgas, que permitieron llegar al poder a Leslie Manigat, quien gobernó entre febrero y junio. Ese año se sucedieron dos golpes de Estado, encabezados por Henri Namphy y Prosper Avril, pero la presión social obligó a los golpistas a dejar el poder en marzo de 1990, dando paso a un Gobierno provisional civil.

El 16 de diciembre de 1990 hubo elecciones presidenciales, legislativas y locales que llevaron al poder al popular sacerdote Jean-Bertrand Aristide, con el 67,5% de los votos. Pero éste corrió la misma suerte que sus predecesores en el cargo y fue derrocado por el general Raoul Cedrás en septiembre de 1991, por lo que tuvo que partir al exilio, donde fue reconocido internacionalmente como presidente legítimo. Al primer embargo de la Organización de Estados Americanos (OEA), días después del golpe, se sumaron en 1993 Naciones Unidas y Estados Unidos. Los militares incumplieron el acuerdo alcanzado con la OEA para reponer a Aristide en el poder y, tras la amenaza norteamericana de invasión y el viaje del ex presidente Jimmy Carter, el sacerdote salesiano volvió al poder, bajo la vigilancia de 20.000 soldados norteamericanos.

Nuevas elecciones El 25 de junio de 1995 se celebró la primera vuelta de las elecciones legislativas y municipales, denunciadas por fraudulentas por la oposición que no concurrió a la segunda ronda ni a ninguna de las convocatorias de los años posteriores. Los resultados dieron al movimiento Lavalas una victoria rotunda y, de igual modo, el candidato oficialista a la presidencia, René Préval, logró una victoria aplastante (87,9%). En la cita electoral siguiente, en 2000, la desmovilización mayoritaria del electorado dio una victoria casi absoluta a la familia Lavalas, aunque la consulta fue declarada fraudulenta por la comunidad internacional. Sin oposición ni observadores, Aristide consiguió una victoria aplastante (91,69%) en las presidenciales con una participación del 20% y tomó posesión en febrero de 2001, justo después de que la UE suspendiera la ayuda económica.

La ola de violencia e inseguridad (persecución de la oposición, violación de derechos humanos y asesinato de periodistas críticos) fue apoderándose del país, de modo que, a comienzos de 2002, Estados Unidos y el BID se sumaron al bloqueo económico. A comienzos del año 2004, Aristide aceptó las propuestas de democratización de un plan internacional.