LA HABANA. Delegaciones de Cuba y Estados Unidos se reunirán este viernes en Washington para una nueva ronda del diálogo migratorio, en medio de bajas expectativas y falta de progreso en las relaciones entre ambos países. Un importante peso en el encuentro tendrá el caso de Alan Gross, un contratista estadounidense encarcelado desde diciembre en La Habana por sospechas de espionaje.

Diplomáticos estadounidenses en la capital cubana han advertido de que es probable que salga muy poco de las conversaciones previstas para hoy, porque las relaciones entre Estados Unidos y Cuba están básicamente en punto muerto hasta que Gross sea liberado.

De hecho, según informa el diario 'El Nuevo Herald', la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, que se reunió este jueves en Washington con la esposa de Gross, Judy, y reclamó la liberación del contratista, que permanece recluido en la prisión de alta seguridad de Villa Marista, en La Habana, sin que pesen sobre él cargos formales.

La secretaria de Estado indicó que los funcionarios estadounidenses que participen en el encuentro de hoy plantearán el caso de Gross a sus homólogos cubanos. "Estados Unidos vería favorable la liberación de Alan Gross para que pueda reunirse con su familia", señaló Clinton, según el diario, subrayando que su detención "está perjudicando" las relaciones entre los dos países, que no mantienen relaciones diplomáticas desde que triunfó la Revolución Cubana.

Gross, de 60 años, subcontratista de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), trabaja para la empresa Development Alternatives (DAI), que se dedica a labores de desarrollo en otros países y fue detenido el pasado 3 de diciembre por distribuir ordenadores portátiles, móviles y otros equipos tecnológicos en la isla.

Clinton se reunió con familiares de Gross y con miembros de la USAID a quienes expresó su preocupación por sus más de seis meses de detención. "Estamos profundamente preocupados por su bienestar y su deficiente estado de salud", apuntó Clinton, quien aseguró que han "utilizado todos los canales disponibles para presionar por su liberación" y "vamos a seguir haciéndolo".

DIALOGO MIGRATORIO

Representantes estadounidenses y cubanos se han reunido en dos ocasiones previas desde que Barack Obama asumió la presidencia de Estados Unidos. Como han hecho anteriormente, los negociadores discutirán las formas de mantener una migración ordenada sobre la base de un acuerdo de hace 16 años, que busca evitar un éxodo como el del 'Mariel' en 1980 y la ola de balseros de 1994.

Entre otras cosas, Cuba ha pedido llevar más personal consular a Washinton, mientras que el Gobierno estadounidense está presionando para poner fin a las restricciones de viajes para los diplomáticos de ambos países.

Cuba también ha hecho un llamamiento a Washington para que abandone su política migratoria hacia la isla, que ofrece un tratamiento preferencial a los cubanos que llegan a las costas de Estados Unidos. La Habana sostiene que la política de "pies secos, pies mojados" fomenta las salidas ilegales.

Las conversaciones migratorias fueron reanudadas por Obama en julio pasado en Nueva York después que habían sido interrumpidas por su predecesor George W. Bush en 2004. La primera ronda se produjo cuando Obama levantó las restricciones de viajes a la isla para los cubano-estadounidenses y en momentos en que hizo público su interés de "relanzar" las relaciones con Cuba.

Pero para la segunda ronda, celebrada en La Habana en febrero, el ambiente era más sombrío y oscuro por el arresto de Gross y meses de dura retórica. La delegación estadounidense produjo entonces una airada reacción de Cuba al reunirse con disidentes.