BRUSELAS. Los primeros resultados parciales de las elecciones legislativas anticipadas celebradas hoy en Bélgica confirman la tendencia a la victoria del partido nacionalista N-VA en el norte del país y del partido socialista francófono (PS) en el sur.

La N-VA, que defiende la transformación de Bélgica en un estado confederal como paso previo a la independencia de Flandes, aparece en primera posición, con porcentajes de hasta el 30% en los primeros tres cantones cuyo voto ya ha sido escrutado.

Los nacionalistas flamencos superarían, por primera vez, a los democritianos (CD&V) del primer ministro saliente, Yves Leterme, con los que acudieron en coalición a las elecciones generales de 2007 pero de los que se distanciaron a mitad de la legislatura por la incapacidad de éstos para hacer avanzar una reforma del Estado favorable a los intereses flamenos.

El ministro federal saliente Paul Magnette (socialista), en declaraciones a la televisión francófona RTBF, comentó no obstante que el previsible triunfo de la N-VA no constituye "ningún terremoto" para Bélgica, ya que obedecería en realidad a una reorganización del voto en el seno de la derecha nacionalista flamenca y no a un aumento sensible de la opción extremista entre el electorado de Flandes.

La N-VA recogería los votos que pierden otras dos formaciones nacionalstas y separatistas, el Vlaams Belang (extrema derecha) y la Lista Dedecker (populista).

Los primeros resultados confirman igualmente una subida de los socialistas en el norte del país y un resultado mediocre para los liberales del Open-VLD, causantes de la caída de la coalición de Leterme y del adelantamiento de estas elecciones.

En el sur del país, los resultados parciales iniciales apuntan a una victoria holgada del partido socialista (PS) y a un retroceso de su principal rival, los liberales del MR.

Según un sondeo a pie de urna realizado por la cadena privada francófona RTL-TVi y la Universidad Libre de Bruselas (ULB) el PS habría obtenido uno de cada tres votos en Bruselas (centro) y Valonia (sur)

El éxito nacionalista en el norte, que lleva aparejada una fragmentación del electorado flamenco, podría aupar, paradójicamente, al líder socialista francófono, Elio Di Rupo, a la jefatura del gobierno federal, si confirma su ventaja sobre el resto.

Los partidos flamencos, encabezados por la N-VA que reniega del Estado, podrían ofrecer a un francófono el puesto de primer ministro, reservado en primera instancia a quien obtenga más escaños, con la esperanza de que esta comunidad lingüística se muestre a cambio más flexible en la futura negociación de una nueva descentralización del Estado.

El éxito socialista podría traer igualmente como consecuencia la desestabilización de los liberales del MR, cuyo líder, el ministro federal saliente de Finanzas, Didier Reynders, se juega no sólo el cargo como presidente del partido y viceprimer ministro federal, sino la continuación de su carrera política.