MOSCÚ. El viceprimer ministro, Azimbek Beknazárov, hizo este anuncio de la capital kirguís, Biskek, tras informar las agencias de que Bakíev esta mañana reunió a varios miles de sus partidarios en Jalal-Abad, en el sur del país, donde se ha refugiado tras su derrocamiento.

Beknazárov, ex fiscal general de ese país de Asia Central, dijo a la prensa que "si Bakíev no se entrega al final de este mitin, los cuerpos de seguridad pondrán en marcha una operación para detenerlo", según la agencia Ferganá.ru.

"Vemos que intenta dividir el país en el sur y el norte. Si incita a la guerra civil, tomaremos medidas adecuadas para detenerlo", señaló el funcionario, quien lamentó que Bakíev no haya tomado aún la "decisión sensata" de presentar su dimisión formal.

Agregó que el Gobierno provisional firmado por la oposición tras derrocar al presidente, al que acusaba de autoritarismo, abusos, nepotismo y corrupción, ha incoado a Bakíev un caso penal, pero no precisó los cargos.

El Ministerio de Sanidad informó hoy de que tras la muerte de otras dos personas en los hospitales asciende a 83 muertos y más de 1.600 heridos el número de las víctimas de los violentos choques de las fuerzas de seguridad con manifestantes opositores de la semana pasada.

Beknazárov informó de que el Gobierno provisional suspendió además la actividad del Tribunal Constitucional, convertido en un "instrumento de poder" de Bakíev, y destituyó a la presidenta de la Corte Suprema, Dzhamiul Alíeva.

Mientras, Bakíev intervino brevemente ante sus partidarios en Jalal-Abad, donde uno de sus asesores dijo a la agencia rusa RIA-Nóvosti que el mandatario depuesto contestará más tarde al "ultimátum" para que se entregue a las nuevas autoridades.

El mandatario insistió en su versión de que los opositores que se manifestaban frente a la sede del Gobierno fueron los primeros en abrir fuego contra las ventanas de su despacho, y que los cuerpos de seguridad sólo dispararon en respuesta cuando empezó el asalto del edificio.

Bakíev se mostró convencido de que el Gobierno provisional no cuenta con amplio respaldo popular de la población y restó importancia a las conversaciones telefónicas de la nueva líder kirguís, Rosa Otunbáyeva, con el primer ministro ruso, Vladímir Putin, y la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton.

"Una llamada por teléfono aún no significa que Putin o Clinton apoyan a Otunbáyeva. A mí ellos no me llaman porque aquí no pueden contactarme", aseguró, según la agencia rusa Interfax.

Bakíev, quien hace varios días ya se había mostrado dispuesto a negociar con el Gobierno provisional las condiciones de su renuncia, confirmó en el mitin que está dispuesto a celebrar conversaciones con las nuevas autoridades, pero no precisó sus exigencias.

El presidente depuesto apareció por primera vez en público ayer durante un discreto mitin en su pueblo natal, en el que advirtió de que si el Gobierno provisional trata de detenerle, habrá un derramamiento de sangre.

"Que lo intenten. Correrá sangré", dijo Bakíev en alusión a su clan familiar y a los partidarios que le protegen en su refugio.