Puede que lo más fascinante del mundo del automóvil sea cómo hemos evolucionado como sociedad y cómo ha cambiado nuestra mentalidad respecto al coche. Los que ya empezamos a ser preocupantemente mayores recordamos la década de los años setenta como la de la consolidación definitiva del vehículo de cuatro ruedas frente a las sufridas motocicletas, que fueron el gran medio de locomoción en los años de la posguerra. En los setenta arrasaron los utilitarios, pero nosotros mirábamos con envidia a los turismos compactos europeos y a las berlinas de tamaño medio y grande que triunfaban en el Viejo Continente y también en Norteamérica. Más tarde todo se fue igualando. La entrada en la Europa Comunitaria nos abrió las puertas a toda clase de modelos. Luego fueron llegando nuevas modas, las de los compactos –todo el mundo quería un VW Golf o un Opel Astra–, de los todoterreno, los monovolúmenes, las furgonetas, los SUV.
¿Y ahora dónde estamos? En opinión de este humilde redactor, en dos escenarios: el de la incertidumbre sobre cómo van a evolucionar los sistemas de propulsión (combustión, híbridos, eléctricos, de hidrógeno, etc), también condicionados por la normativa a aplicar; y el de la fascinación ante la capacidad de las marcas para crear automóviles que superan con creces nuestras necesidades, deseos y expectativas. El ejemplar que protagoniza esta página, el futuro Mercedes-Benz GLC Coupé –llegará previsiblemente en julio–, es el ejemplo perfecto de vehículo que no sólo colma las aspiraciones de cualquier comprador y usuario, sino que las sobrepasa ampliamente.
Sin necesidad de extenderse en el diseño exterior –las imágenes hablan por sí solas de la belleza, espectacularidad e imponente presencia que atesora, tan sólo apuntar que incluso mejora su coeficiente de penetración aerodinámica de 0,30 a 0,27–, el GLC en formato cupé apuesta tanto por la estética deportiva como por la conducción dinámica, al tiempo que incrementa sus capacidades fuera del asfalto, optimiza su habitabilidad y maletero, ofrece versiones de gasolina y diésel de cuatro cilindros y dos litros con hibridación media e híbridos enchufables, anuncia autonomías eléctricas de entre 113 y 131 kilómetros, se mueve en potencias que van de 197 a 381 CV, con valores de par máximo de 320 a 750 Nm, declara velocidades punta de 225 a 249 km/h, con aceleraciones de 0 a 100 km/h entre 5,6 y 8,1 segundos, y consumos combinados que oscilan entre 0,4 y 8,2 litros. Sencillamente impresionante, porque además estamos hablando de un automóvil que mide 4,763 metros de largura y dispone de 545 litros de maletero, que se quedan en 390 en los híbridos enchufables.
Luego, por si esto les pareciera poco, le pueden sumar toda sofisticación tecnológica que deseen, pero siempre con esa inteligencia de Mercedes que te hace ver que todo tiene sentido, que no se trata de mecanismos superfluos para impresionar a la concurrencia, sino de tecnología útil y realmente valiosa.
La lista resulta interminable, pero merecen especial mención el tren de rodaje deportivo, el eje trasero direccional, la suspensión neumática, la tracción integral 4Matic tanto en modalidad de combustión como exclusivamente eléctrica, la cámara de visión a 360 grados, que permite contemplar lo que tenemos por delante, algo esencial en off road; la última generación en conectividad Mercedes bajo la denominación MBUX –hasta posibilita controlar los electrodomésticos inteligentes de nuestro hogar desde el coche, por si les apetece encender la calefacción antes de llegar a casa o bajar las persianas, por ejemplo–, el parabrisas con propiedades calorífugas e insonorizantes, los programas de confort que controlan la iluminación, la calidad del aire, la temperatura o el tipo de ambientador según nuestras preferencias; el simulador de autonomía eléctrica que analiza de forma realista nuestra conducción y exigencias de gasto en función de la temperatura ambiente y las necesidades de climatización; el asistente de aparcamiento inteligente con visión de 360 grados y memoria sobre cómo dejar estacionado el vehículo, la iluminación inteligente Digital Light, que entre otros aspectos destaca la presencia y posición de los peatones en zonas de peligro; los avisos antes de entrar en dirección prohibida, en una calle de sentido único, ante el riesgo de cruzar en rojo un semáforo o saltarse un Stop; el modo de pantalla off road con datos de interés para rodar fuera de carretera, como inclinación, pendiente, altitud, coordenadas geográficas, brújula, etc.; o hasta un planificador de rutas que tiene en cuenta las características y dimensiones del remolque que llevemos. En definitiva, el SUV total, de lujo, deportivo y con estilo cupé llevado a la máxima expresión.