Ser diferente sin llegar a ser distinto, distinguirse claramente, pero sin llamar en exceso la atención ni romper con tu propia identidad; tener todo lo necesario y estirarse un poco más para alcanzar lo deseable. En el mundo del automóvil, a veces, los matices, las sutiles diferencias, lo que conocemos como el toque personal, hacen que un modelo, como se dice coloquialmente, nos entre por los ojos y nos cautive sin remisión.
A lo largo de su historia en Citroën siempre han sido unos maestros a la hora de configurar diseños exteriores, y también interiores, que se distancien claramente del resto de las marcas; pero cuando se trata de hacer algo que rompa moldes partiendo de una base muy tuya, como es el caso del C4 X respecto al C4, eso ya requiere una habilidad especial, un punto de atrevimiento y desafío que hay que saber aceptar y llevar a cabo satisfactoriamente. Y en la marca francesa lo han conseguido hacer, han logrado crear un vehículo que recuerda al modelo del que deriva, pero que al mismo tiempo sabe distinguirse de él con nitidez.
Como apunta la casa gala, el C4 X está “fabricado en nuestro país para todo el mundo, y se atreve a desafiar las definiciones tradicionales de las carrocerías compactas para ofrecer algo innovador y distintivo: un diseño que combina la elegante silueta de un fastback con el aspecto moderno de un SUV, así como el refinamiento atemporal y el espacio a bordo de un sedán de cuatro puertas. Una nueva forma confortable, práctica y Made in Spain de disfrutar del automóvil bautizada como un cross-coupé inconfundible”. Sus razonables dimensiones le llevan hasta los 4,600 metros de largura, 1,800 de anchura, 1,525 de altura y 2,670 de distancia entre ejes, a lo que añade un gran maletero de 510 litros de capacidad que se suma a un interior especialmente amplio.
Disponible desde 22.785 euros o 215 euros al mes, se presenta con tres mecánicas de combustión y una variante totalmente eléctrica. Los gasolina emplean el tres cilindros 1.2 (1.199 cc) con dos niveles de rendimiento: un Pure Tech 100 de 102 CV, 205 Nm, cambio manual de seis marchas, 194 km/h, 11,6 segundos de 0 a 100 km/h, 5,3 litros de consumo medio y 120 gramos emisiones; y el Pure Tech 130, con 131 CV, 230 Nm, caja automática de ocho velocidades, 210 km/h, 10,3 segundos en el paso de 0 a 100 km/h, 5,7 litros de gasto combinado y 129 gramos de emisiones; en tanto que el diésel (BlueHDI 130) es un 1.5 (1.499 cc) de 131 CV, 300 Nm, cambio automático de ocho relaciones, 210 km/h, 10,8 segundos de 0 a 100 km/h, 4,8 litros de consumo promediado y 126 gramos de emisiones.
Respecto a la versión totalmente eléctrica (É-C4 X Electric), cabe apuntar que cuenta con un propulsor de 136 CV y 260 Nm, con el que alcanza los 150 km/h de velocidad máxima y pasa de 0 a 100 km/h en 10 segundos, demanda 15,4 kWh de energía cada 100 kilómetros y anuncia una autonomía de 360 kilómetros merced a su batería de 50 kW, lo que no está nada mal. Además, Citroën anuncia que “se ha trabajado en profundidad en la velocidad de carga de la batería, que cuenta con una modalidad rápida que consigue sumar 100 km de autonomía en diez minutos si se utiliza un punto de 100 kW con corriente continua”.
Citroën siempre ha sido una marca que ha cuidado especialmente las cualidades dinámicas y el confort de marcha, y eso se aprecia en detalles como la suspensión Citroën Advanced Comfort con sus amortiguadores progresivos hidráulicos de serie, los asientos delanteros con función de masaje para afrontar mejor los largos viajes, las 20 funciones de asistencia a la conducción o la interfaz multimedia My Citroën Drive Plus, “que proporciona un acceso intuitivo, fluido y personalizable a la navegación, la música, el teléfono y otros servicios”.
La gama del C4 X se estructura en nuestro mercado en tres acabados: Feel, Feel Pack y Shine. La dotación es francamente completa, ya que de entrada se dispone de climatizador bizona, suspensión Citroën Advanced Comfort, Safety Pack, freno de mano eléctrico, faros con iluminación diurna y firma lumínica con tecnología led o antinieblas delanteros con función de curva, entre otros elementos. El Feel Pack incluye asientos Advanced Comfort, instrumentación digital a color retroiluminada, retrovisores abatibles eléctricamente, cámara de visión trasera y llantas de aleación. Por su parte, el Shine se estira con mecanismos como el Head-up Display a color, retrovisor interior electrocrómico, soporte Citroën Smart Pad, reposabrazos central trasero con soporte portaesquís, volante de cuero integral, conectividad My Citroën Drive Plus, Pack Safety 2 y Pack Drive Assist. Todo ello sumado a sus seis colores de carrocería, el estilo exterior personalizable con cuatro paquetes de colores (negro brillante, plata brillante, rojo intenso anodizado y azul anodizado), los cuatro ambientes diferentes para el habitáculo o los tres tipos de llantas de aleación de 18 pulgadas. Diferente y convincente.