Cada vez más gente en Gasteiz está preocupada, por no decir alarmada, por los reiterados sucesos que tienen lugar algunas noches de los fines de semana y en los que el término arma blanca empieza a repetirse con una asiduidad a todas luces excesiva. No voy a descubrir a nadie que la mezcla de noche, alcohol y drogas ha sido siempre fuente de episodios de violencia y que a los diferentes cuerpos policiales nunca les ha faltado trabajo en este sentido. Ese cóctel explosivo siempre ha estado presente, pero de un tiempo a esta parte el tema de las cuchilladas y navajazos empieza a copar ya demasiados titulares. Mientras que quienes nos mandan parecen mirar para otro lado indicando que las estadísticas no reflejan una realidad preocupante, lo cierto es que cada vez más ciudadanos, sobre todo aquellos que tienen hijos en edad de alargar sus noches, están más que preocupados por esta realidad. Una de las obligaciones ineludibles de quienes nos dirigen es garantizar la seguridad y cada vez que salta una de estas noticias el rojo de las alarmas se hace más intenso. En una pelea se puede ver envuelto cualquiera dependiendo de las circunstancias, pero salir de casa con un arma blanca en el bolsillo es indicio, a mi juicio, de ir preparado para la batalla.
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