El 27 de abril Mendizorroza celebrará su centenario con un gran festejo que tendrá como colofón el Alavés-Celta, pero estos cien años le llegan en una fase de plena incertidumbre que es comidilla entre el alavesismo. El convenio de cesión de uso del estadio entre el Ayuntamiento de Vitoria, propietario, y el Alavés, inquilino, se ha prorrogado hasta julio de 2029. Otros cinco años más de vida útil para un complejo que ya arrastra achaques severos y que casi precisa de una revisión cada vez que tiene que abrirse al público por sus deficiencias, que van más allá de las goteras. La primera pregunta del pagano del abono es si va a tener que aguantar otros cinco años las incomodidades actuales –y riesgos para la seguridad, en algún caso– sin la perspectiva de que ninguna de las dos partes entre a fondo en la inversión necesaria para su puesta a punto. Archivados quedaron los proyectos del club para la reforma tras no haber un acuerdo sobre el tiempo de cesión del estadio y los tiros de la última junta de accionistas dejaron claro que un nuevo campo es una opción real. ¿Reforma o nuevo estadio? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Con qué dinero? ¿Y qué pasaría con Mendizorroza, convertido en un marrón para el Ayuntamiento? Preguntas en el aire que merecen respuestas inmediatas para el alavesismo.
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