Podrá ser un mentiroso compulsivo y lo que ustedes quieran. La hemeroteca le ha vuelto a dejar retratado otra vez, ahora con la soporífera amnistía como telón de fondo. Pero, sin ser un entendido en la materia, la única lección que extraigo en los últimos tiempos es que Pedro Sánchez es, de largo, el más inteligente de todos los líderes políticos. Trasladado al baloncesto, ese deporte que por cierto ha practicado y tanto le gusta, es un animal competitivo que se agarra a los partidos como nadie y exhibe una increíble fortaleza mental para resurgir cuando todos le dan por muerto. En su día, tuvo al enemigo en casa con Susana Díaz y ya sabemos todos cómo terminó el cuento. Rajoy, Casado y Rivera también pasaron a mejor vida tras desafiarle y creo que el próximo, a no muy tardar, será Núñez Feijóo, que quizás ahora se esté arrepintiendo de haber salido de su zona de confort en Galicia y al que tanto Ayuso como Aznar –o eso creo– ya le han puesto la cruz. Todos los sondeos daban a Sánchez por sentenciado antes del 23 de julio y, una vez más, le ha dado la vuelta al calcetín de una manera sorprendente. Y, por cierto, una verdadera lástima que la gente no se manifieste por algo más útil que la dichosa amnistía con la que está cayendo por la inflación.