Es ver a la derecha amante del orden de la Villa y Corte, no ya manifestándose –frente a la sede de un partido político–, sino cuestionando una actuación policial y pensar en las paradojas que tiene la política. Alguien, con mucha ironía, ha bautizado el asunto como la caye borroka, con Esperanza Aguirre en primera línea de pancarta compartiendo, o disputando, protagonismo con Vox. Pero lo que podría haberse quedado en surrealismo berlanguiano ha dejado de serlo para tener muy poca gracia. Al parecer, tras la convocatoria que el lunes acabó como el rosario de la aurora ante Ferraz está una plataforma que defiende los “valores cristianos” y “de la reconquista”. Si había dudas, en las nuevas algaradas de ayer, en una escisión camino del Congreso, los gritos ya eran, sin ambages, “viva Franco” salpicados con el Cara al sol. Que esto empezó por la amnistía, pero claro, cuando uno se concentra contra una ley de amnistía que aún no hemos visto aireando banderas preconstitucionales y con pancartas de “la Constitución destruye la nación” –¿pero no la destruían Sánchez y sus socios?– es lo que pasa. Sabrá el PP qué hace alimentando este estado de cosas. De momento, le están dando aire a Vox y a los grupos más ultras.