Estábamos quitándonos las legañas en plena resaca de la noche electoral y ya tenemos otra a la vuelta de la esquina: 53 días, 38 para el inicio de la campaña. Sí, queridos convecinos alaveses que teníais planificado largaros de vacaciones el fin de semana previo a Santiago... De los productores de elecciones en San Prudencio –aquellas generales de 2019– llegan ahora las generales a dos días del 25 de julio. El 28-M nos ha dejado el triunfo del viraje de discurso de EH Bildu, más enfocado en el pilar de la izquierda que en el del independentismo; por ver –próxima cita el 17 de junio– si la victoria de la noche electoral no se enfría a merced de unos pactos electorales para los que, a priori, no parecen tan bien situados como otras siglas. El PNV, por su parte, ha pagado la factura de la abstención. El PSE ha resistido a contracorriente de la debacle de su marca madre, mérito sin duda, y con la Alcaldía de Vitoria a tiro. El PP vasco se ha visto favorecido por el impulso general de los populares pero, sobre todo, puede ser fiel de la balanza para la formación de relevantes gobiernos. Elkarrekin sigue cayendo; ahora el interés se centra nuevamente en Madrid, donde Sumar y Podemos tienen hasta el 9 de junio para tratar de cerrar un acuerdo de coalición ante las generales. Tic tac. Lo dicho, 53 días.