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Mejor apaguen la tele

Vaya por delante que en este país existe por fortuna la libertad de expresión y, siempre que no medie alguna ofensa, cualquier opinión es respetable. El problema es que a mucha gente se le ve el plumero desde hace tiempo respecto a su ideología. Ciertos comentarios en público pueden llegar a herir la sensibilidad del personal, más en un momento crítico como el actual con cientos de familias sin poder llegar a final de mes. Con razón me dicen algunos conocidos que es mejor apagar la televisión y desconectar para que a uno no le entren sudores fríos. En su primer editorial nada más regresar a la televisión tras curarse de un cáncer, Ana Rosa Quintana criticó sin ambages la inversión del Gobierno en investigación y en sanidad pública. A diferencia de la mayoría, ella sí puede costearse el tratamiento en una clínica privada. Por cierto, una actitud muy diferente a la de otra compañera de profesión atacada en su día por esta maldita enfermedad como Julia Otero, quien reclamó más partidas económicas y avances en la investigación. Sin embargo, la cosa no quedó ahí. En una entrevista con David Broncano, Pilar Rubio consideró esta semana que para un profesor reunirse con ella es un día libre. Aunque parezca mentira, cosas así debemos consumir casi a diario. Qué pena.