ay que reconocer que en nuestro amado templo del cortado mañanero hay vajilla de calidad. Lo volvimos a comprobar el otro día cuando volaron dos vasos de txikito que tenían por objetivo a uno de los jóvenes del lugar. Ni un rasguño, para alivio de nuestro querido escanciador de café y otras sustancias, tras estamparse contra la pared. El objeto de la polémica fue si este año los viejillos iban a salir con sus nietos disfrazados para celebrar Halloween, a lo que alguien contestó en un primer momento que de calabaza se iba a disfrazar Rita La Pollera. Y ya saben, como los críos, que empiezan jugando y acaban a leches. Que si hay que respetar las tradiciones, que si quieres vivir en Estados Unidos pues te vas, que a los muertos se les respeta, que si sois unos cerrados, que si a los querubines los estamos agilipollando, que en vez de chuches si alguno me aparece en casa le doy buñuelos y torrijas, que a vosotros si no se tira una cabra de un campanario nada os parece bien... y así que hasta que el joven dijo: joder, con lo cerca que estáis de encontraros con la parca y lo que dais por saco. Ahí, justo ahí, alzaron sus alas los dos vasos. Alguien se preguntó después si tanto daño hace que cada uno viva estas cosas como le salga del mismísimo y si es necesario hacer de todo un jodido mundo.
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