l otro día, en una de esas noches de sueño disperso, aterricé en Cleopatra: Elizabeth Taylor, Richard Burton y a tope de cartón-piedra. Andaba yo divagando entre la habilidad militar y política de Julio César, el sibilino e inteligente Octavio, el magnífico discurso del Marco Antonio shakespeariano, los idus de marzo, tú también hijo mío... En una pirueta difícilmente descifrable, me vino a la mente Pedro Sánchez, reciente autor de una de las escabechinas de Gobierno más espectacular que se recuerda en Moncloa. No hay consenso claro sobre el relato, más allá de que Sánchez ha ejercido eso que llaman poder con mano de hierro, quitándose de en medio a los que se consideraba sus más cercanos -algunos notoriamente contrariados-, orquestando en paralelo el congreso del PSOE de otoño -con Susana Díaz derrotada en Andalucía y camino del Senado-, intentando romper amarras con la derrota electoral en Madrid -y con el fiasco previo de las mociones de censura-, corriendo un tupido velo sobre los indultos del procés, mirando a municipales y autonómicas de 2023... En Francia se ha definido el ejercicio del liderazgo de Macron aludiendo al Rey Sol. En las maniobras de Sánchez siempre se ha apuntado a Iván Redondo -el gurú, decíamos-; y ha caído, o se ha ido, depende del narrador. Un nuevo capítulo político para Sánchez.