ocas cosas hay más peligrosas en política que el fuego amigo. Fuego amigo es un redondo oxímoron que podría describir el momento que atraviesa el Gobierno de Pedro Sánchez, azotado en un momento crítico por su propia acción endógena. El gabinete Sánchez, su sanedrín del risk presidencial o el siempre citado en estas batallas estratégicas, su director de Gabinete; no sé quién, pero tela marinera el jardín en el que se ha metido el Ejecutivo con su acuerdo corregido con nocturnidad con EH Bildu. Sin entrar en el contenido del pacto -que a unos gustará y a otros no, poco o mucho, como muchos otros acuerdos parlamentarios-, resulta difícil imaginar a un gobierno dando más munición a la oposición (falta le hace) y cabreando más a unos socios que no tiene seguros para ganar tirando a nada en términos de geometría parlamentaria. Pero sin haber salido de este jardín, ya anda el Ejecutivo metido en otro: ha sido destituido el coronel jefe de la comandancia de Madrid, Diego Pérez de los Cobos -quien fuera mando único para Catalunya con motivo del 1-O- por pérdida de confianza. El cese se enmarca en la elaboración de un informe solicitado por la jueza que investiga la autorización de la marcha del 8M en el contexto pre covid-19. Continuará.
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