Revuelta de España - Leo en la versión digital de un diario que habla por boca genovesa que Feijóo lanza la “revuelta de la España de la igualdad” frente a “la izquierda que privilegia a la bureguesía política catalana”. Una forma que pretende ser épica y resulta patética para aventar el sarao “contra la aministía” que tendrá lugar hoy en la capital del reino de España. Recuerden los antecedentes: el tipo que nominalmente ocupa la presidencia del PP convocó a sus huestes solo después de que se lo ordenara el viejo babuino que, al margen de organigramas, lidera la manada diestra. Aznar dijo que había que salir a la calle y el bienmandado Alberto procedió en consecuencia: dos días antes de la sesión de su fallida investidura, tendría lugar una gresca callejera de dudoso éxito. Apuesto y seguro que gano a que mañana la diestra mediática echará la casa por la ventana para vender que ha sido una movilización del recopón y tres cuartos. Pero a mí me huele a fiasco del nueve largo.
Ayuso en la sombra - Un fiasco, como ya escribí, que es una declaración de rendición en toda regla. Solo cuando no esperas nada de ti mismo puedes montar un pifostio de estas proporciones a dos días de tu sesión de investidura. Si de verdad crees que la vas a sacar adelante, no hay medio motivo para mandar a tu grey al asfalto. Simplemente, porque decaería por sí mismo el motivo de la pretendida reivindicación. La justicia poética va a ser ver cómo los vítores más encendidos de esta mañana no serán para el candidato a pegársela sino para Isabel Díaz Ayuso, que lleva unas semanas calentando porque se malicia que le toca salir enseguida.
Nada es imposible - Mientras, al mesías venido a menos no le queda otra baza que la de apelar al transfuguismo en las filas del PSOE. Desde la semana pasada, cuando se convenció de una pajolera vez de que ni hartos de patxaran le votarían los cinco representantes del PNV, el gallego y algunos de sus secuaces andan aplicados en la búsqueda de cuatro traidores de la bancada socialista que protagonicen un tamayazo corregido y ampliado. A primera vista, se antoja una barbaridad. Aunque entre los culiparlantes del PSOE es bastante seguro que haya incluso más de esos cuatro a los que la ley de amnistía prometida y casi concedida a Junts les sienta como una patada en la boca del estómago, es difícil pensar que se vayan a jugar sus cómodos y bien remunerados asientos por una cuestión de conciencia. Claro que, sin llegar al mentado Tamayo, uno se acuerda de lo rentable que les está saliendo su traición a Sergio Sayas y García Adanero y da cualquier cosa por posible.