A perro flaco...
– Una alerta en el móvil me informa sucintamente de que el Tribunal Supremo ha avalado las rebajas de pena a depredadores sexuales por la aplicación de la llamada ley del solo sí es sí. Al entrar en la página del diario digital en cuestión, me encuentro una foto de gran tamaño que muestra a la líder de Sumar, Yolanda Díaz, y a su flamante último fichaje, Ernest Urtasun, comiendo en Huelva unas de esas fresas cuyo cultivo secan los acuíferos de Doñana; y, además, tomándolas de recipientes de plasticazo de un solo uso. Pura pero ilustrativa casualidad, pienso para mis malvados adentros, que no pueden evitar asociar mentalmente las dos noticias justo antes de que se me ponga en la punta de la lengua el refrán clásico: a perro flaco, todo le son pulgas. En qué pésimo momento le ha llegado a la ministra española de Igualdad (creo que hay que apostillar “en funciones”) esta resolución del alto tribunal que, por lo demás, parecía de cajón. Lo contrario hubiera sido enmendar a la plana a órganos judiciales de diferente rango que, hasta el último recuento, habían reducido la pena (en algunos casos, excarcelado) a 1.079 agresores.
Empecinamiento
– Quizá habría sido el momento para que la principal responsable de este enorme desaguisado hubiera reconocido su imperdonable error y, peor que eso, su empecinamiento. Pero a todo lo que llegó Irene Montero fue a tuitear que se trataba de “una mala noticia”, desviando la culpa al Supremo por no avalar el “criterio unánime de la Fiscalía respecto a la vigencia del derecho transitorio”. Pulpo, animal de compañía. Porque ese tal criterio, que no es tan unánime, responde, en todo caso a la obediencia política de la fiscalía. Sin pasar un solo día por la facultad de Derecho, se sabe (por injusto que nos parezca a los profanos) que un reo tiene derecho a pedir que se le aplique la ley que le resulte más beneficiosa. La cantada, entonces, fue haber promulgado una norma –supuestamente el no va a más en cuanto a protección de las mujeres– que contenía el agujero que han aprovechado centenares de violadores y pederastas a su favor.
Mal cartel
– Fue un error que supieron reconocer la mayoría de las formaciones que, con su mejor intención, respaldaron la ley. También es verdad que tarde, promovieron una reforma que tardará en surtir efecto. Pero algo es algo. El ministerio de Igualdad, sin embargo, prefirió atrincherarse en el negacionismo. Su partido, Podemos, fue a piñón. ¿Todavía hay que explicar por qué Irene Montero es un pésimo reclamo electoral para unas listas de unidad de la izquierda?