Era un pit bull - Soy lo suficientemente mayor como para recordar la célebre “campaña del dóberman” del PSOE en las elecciones de 1996. Arrinconados por mil y un casos de corrupción y por la evidencia palmaria de que habían practicado la guerra sucia, los socialistas salieron con todo para retener el poder. Llevaban 14 años instalados en el machito y habían librado por los pelos los comicios del 93. Lo que se planteaba, por lo tanto, era un todo o nada, y Ferraz y Moncloa, residencia de Felipe González desde octubre del 82, decidieron lanzarse a vida o muerte para evitar lo que se anunciaba como una derrota inevitable en las urnas. La gran arma de destrucción del enemigo que señoreaba las encuestas fue un vídeo que todavía hoy se estudia en las facultades de Ciencias Políticas. La pieza no podía ser más maniquea y naif. Se contraponían imágenes de mensajes de los dos pesos del PP, Aznar y Álvarez Cascos en blanco y negro distorsionado con otras en colorines exagerados de un país feliz bajo el gobierno del PSOE. En las primeras aparecía un perro ladrando. Realmente era un pit bull, pero alguien dijo dóberman y no hubo más tutía.
Por la mínima - La cuestión es que ese vídeo de dos minutos y medio que solo se emitió por televisión -por entonces ni soñábamos con redes sociales- supuso un pelotazo para las conversaciones. No solo en las tertulias radiofónicas, que eran un género al alza, sino en las charletas de barra de bar, se hablaba a troche y moche del artefacto audiovisual. Más, incluso, que de los asuntos propios de aquella campaña, que eran la economía renqueante y las corruptelas. La cuestión es que llegó el 3 de marzo y el PP de Aznar se hizo con la victoria. Fue por la mínima, pero supuso dejar fuera de combate al felipismo y el primer paso para la letal mayoría absoluta que conseguiría cuatro años más tarde. Todavía hoy los sabios de la comunicación política debaten si el vídeo del (falso) dóberman tuvo algún tipo de influencia en el resultado.
Se superará, sin duda - Recuerdo esta historia viejuna después de comprobar que los primeros vídeos que han salido de las diferentes facciones en liza apuntan en esa línea. El PSOE empezó con un recuerdo del Prestige, una pieza machacona de un lapsus tontorrón de Borja Sémper y la enésima imagen del joven Feijóo dándose cremita en el yate de un narco. Las juventudes peperas contraatacaron con una instantánea de Sánchez luciendo palmito en bañador y la leyenda Vacaciones, los cojones, en alusión a la fecha elegida para los comicios. Son aperitivos. Verán cómo lo del dóberman se superará.