Ridícula jornada de reflexión

Llegó el día de la supuesta verdad. Aunque antes hemos tenido que pasar por todo el ceremonial, incluyendo esa ridiculez que llaman jornada de reflexión. Casi prefiero las soflamillas de la campaña oficial que el desfile de candidatas y candidatos con ropa deportiva o casual haciendo como que no nos venden la moto cuando sí lo están haciendo. Que no es culpa suya, ojo, sino del sistema que los obliga incluso a exhibir impúdicamente a sus familias o retratarse en actividades que se nota a la legua que no son habituales un sábado cualquiera.

Nos han marcado la agenda

Y una vez pasado el trance, vamos al turrón. Un turrón amargo, al tener que reconocer que en los cuatro territorios en que se publican estas líneas, no hemos sido capaces de escaparnos al gran discurso dominante difundido, expandido y extendido desde el epicentro de la españolidad. A saber, que el carácter local de estas elecciones es anedóctico porque, en realidad, se trata de la primera vuelta de las generales que tocan entre octubre y diciembre. Es un insulto para todas las administraciones cercanas donde hoy hay urnas, pero, más si cabe, para las demarcaciones autómica y foral de Euskal Herria. De entrada, aquí la pugna entre el PSOE y el PP no llega ni a lo anecdótico. En la CAV, la hegemonía que se dilucida es entre las dos formaciones abertzales, con el PSE a larga distancia de ambas y aspirando, como mucho, a bisagra. En cuanto al PP, con salvar los ridículos muebles que le han quedado, bastante tiene. Y en lo que toca a Nafarroa, la pugna entre PSN y PPN ni tiene color. La sucursal genovesa, pese a los fichajes de ciertos tránsfugas de campanillas, no tiene mayor aspiración que conseguir unas migajas a costa de su antiguo socio, UPN, que, por lo demás, se dispone a certificar la más amarga e inútil de las victorias. Lo que de verdad importa en lo que los veteranos de la tecla seguimos llamando Viejo Reyno es cómo se repartirán los puestos de pódium las principales formaciones de progreso, a saber, PSN, EH Bildu y Geroa Bai, con Contigo Navarra a varias traineras de distancia. Mi apuesta (aunque no mi deseo personal) es que será tal y como las acabo de enumerar.

En la Cav

Y, de regreso a la CAV, mi pronóstico es que PNV mantendrá un buen resultado, aunque seguramente la formación que más crecerá es esa EH Bildu que ha compatibilizado una imagen de primera comunión con unas listas copadas (más allá de la movida de Covite que ha nutrido al PP) por los perfiles más duros de la coalición. A costa, además, del tortazo de Podemos.