l mismo día en que la UE atizaba una sonora colleja a la célebre jueza que justificó un fallo en lo difícil que es el euskera, el antiguo virrey de las Españas en Vascongadas escribía un sabanón en El Mundo defendiendo a la togada. Y de paso, desplegaba su fobia a la lengua vasca: “A finales de los 70, en pleno festival identitario, tuvo mucho éxito una pegadiza canción de José Antonio Larrañaga, Urko, titulada Guk euskaraz, zuk zergatik ez -Nosotros en vascuence, tú por qué no-. Pues bien, 40 años después puedo responder que algunos, por muchas y diversas razones, pero sobre todo haciendo uso de nuestra libertad, optaron, optamos, por el no, arrastrando las consecuencias de esta decisión. Cuando el nacionalismo avanza retrocede la libertad”.
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