¿Qué le gusta aún de su trabajo en la tele?
-Estamos intentando introducir novedades en las transmisiones de pelota, como los micros a los puntistas, ofrecer un formato cada vez más atractivo al televidente. También tenemos comentaristas nuevos que aportan un estilo diferente, otros puntos de vista. Avanzamos, y me agrada ser parte de esa evolución.
¿Qué se le hace cuesta arriba?
-Sigo echando mucho en falta a Joxan Tolosa, fueron muchos años y muchas vivencias. Es el que más me ha enseñado sobre pelota a mano y le admiro como amigo y como persona. Nos vemos a menudo, pero echo de menos aquella rutina semanal compartida.
Casi no hay género ni formato que no haya tocado. ¿En cuál se siente más cómodo?
-Como entrevistador. Me gusta mirar a los ojos, intentar que el entrevistado se relaje y dejar que se explaye, escuchar dándole tiempo para hacer un silencio, suspirar, recordar, contarlo sin agobios...
¿Qué no se ve haciendo?
-No me veo trabajando en erdera, ni en un formato que no cuadre con mi forma de ser o entender el medio.
¿Cuánto se parece la EITB a la que usted entró a la actual?
-Hay veces en las que me siento identificado con lo que capto. Otras veces me da la impresión de que se han desdibujado los objetivos y de que hemos renunciado a parte de nuestra esencia.
¿Alguna expectativa incumplida?
-Ha sido una suerte haber podido hacer tantas cosas sin haber tenido que renunciar a trabajar en euskera. No te negaré que también me da un poco de pena esa sensación de que la cadena ya me tiene descatalogado, pero sé que es ley de vida. Lo asumo con un punto de tristeza, pero sin grandes traumas.
¿Debemos resignarnos a que las audiencias de los canales en euskera sean discretas?
-El deporte, sobre todo la pelota y el remo, siguen funcionando muy bien, y también hay otro tipo de programas con resultados muy dignos, pero echo en falta un esfuerzo diferenciador por la tele en euskera.
¿Cómo ponemos a los jóvenes frente a un televisor?
-A los adolescentes de nuestra casa la semana se les hace eterna a la espera de Goazen! ETB 1 precisa de un esfuerzo sincero y continuado con la ficción y la producción propia.
Como articulista, sigue mojándose. ¿Tiene que morderse la lengua?
-Más que mordérmela, me la acomodo. No he dejado de contar las cosas según las siento o criticar lo que me parece criticable, pero sí he tenido un proceso evolutivo para intentar decir lo que pienso sin hacer daño.
¿Piensa en que lo escribe puede suponer que le den caña en las redes sociales?
-Si no dejé de decir o cantar lo que sentía cuando hacerlo podía tener consecuencias muy graves, no me voy a amilanar por algún comentario de mal gusto, generalmente proveniente de anónimos. Llevar tanto tiempo intentando no traicionar tu forma de ser, pensar o sentir lleva a que la gente te acepte, aunque opinen diferente.
¿Qué lugar ocupan los bertsos en su vida?
-Nunca dejaré de ser bertsolari. Por otra parte, me satisface haber pasado de estar en la élite a no tener la certeza de que ahora mismo sea el mejor bertsolari de la familia.