La prensa de orden pasa una pantalla más a la derecha. Hasta la fecha, los golpistas eran los promotores del referéndum del 1-O en Catalunya. Ahora, para las plumas ultramontanas, el golpista por antonomasia es Pedro Sánchez.

“Sánchez es nuestro Castillo”

Jesús Cacho (Vozpópuli)

Y como la suerte haya querido que la semana pasada se intentara ejecutar un golpe de estado de verdad en Perú, la comparación les viene a huevo. “Sánchez es nuestro Castillo”, titula Jesús Cacho su filípica en Vozpópuli. Cada párrafo es más bilioso que el anterior, así que les selecciona al azar uno en el que el director del chiringo digital no duda en reclamar cárcel para Sánchez: “Un auténtico punch contra el Estado de Derecho que reclama enseguida el control de un Tribunal Constitucional que podría declarar ilegal el golpe y abrir una deriva en los tribunales de justicia que en su día acabara con los huesos de los golpistas, encabezados por Pedro Sánchez Pérez-Castejón, en la cárcel”.

No muy lejos de esa descarga, Rosa Díez (sí, esa Rosa Díez) también se pone mirando al Perú en un desparrame que titula “Un golpe de Estado a plazos”. Una vez más, la comparación con lo de Castillo se repite como el ajo: “La diferencia es que en Perú la mayoría de los legisladores se han puesto del lado de la democracia y han derrocado al golpista, mientras que en España se han puesto del lado del golpista. En Perú el golpe lo ha llevado a cabo Castillo, una persona más primaria, que no funciona con la frialdad que caracteriza a un psicópata acreditado”.

"Esta semana se ha consumado sin tapujos el proceso revolucionario"

Ramón Pérez-Maura (El Debate)

En El Debate, Ramón Pérez-Maura se fija en Alemania para buscar la comparación: “España vive un momento mucho más grave que el acontecido esta semana en la República Federal de Alemania con 25 golpistas detenidos y acusados de planear el asalto armado al Reichstag. En los cuatro años que lleva Sánchez en la Moncloa, sostenido por partidos que quieren romper España, se ha planificado cuidadosamente cómo lograr desmantelar los instrumentos legales que tiene hoy el Reino de España para impedir su desaparición. Y esta semana se ha consumado sin tapujos el proceso revolucionario”.

"España está en plena culminación de un Golpe de Estado"

Alfonso Ussía (El Debate)

Alfonso Ussía redondea la parrapla de su compañero de regüeldos: “Y lo que sucede es que Pedro Sánchez, impulsado por Podemos, el separatismo catalán y el filoterrorismo, y amparado por el pesebre de los parlamentarios socialistas, está procediendo a dar un Golpe de Estado al sistema democrático y a la Constitución de 1978. El español es un idioma prodigioso que encuentra siempre la voz adecuada para definir cualquier hecho, sensación, sentimiento o cosa. No hay que adornarse. España está en plena culminación de un Golpe de Estado”.

En Libertad Digital hay una hemorragia de piezas que van de lo mismo. Ni me molesto en meter la cuchara en el interior. Basta con que les enumere títulos y autores. “Qué es un golpe de estado”, se pone pedagógico Javier Somalo. “Preparando el golpe de estado”, titula un tal Ricardo Ruiz de la Serna. El editorial lleva por encabezado “El asalto golpista al Tribunal Constitucional”. Y la guinda la pone el jefe del garito, Federico Jiménez Losantos, con toque erudito incluido: “La dictadura de Sánchez ya está aquí. ¿Hay por ahí algún Cincinato?”.

En El Confindencial, Antonio Casado rebaja la dosis de vitriolo, de modo que el golpe se queda en microgolpe: “La propia reforma del Código Penal, inicialmente concebida para cancelar el delito de la sedición, y las enmiendas presentadas ayer (malversación, enriquecimiento ilícito, normas de funcionamiento interno del TC...), cursan como una forma de "microgolpismo" sanatorio de los ataques de contrariedad de Pedro Sánchez cuando sus planes políticos no son compartidos por todas y cada una de las instituciones del Estado”.

Y terminamos con la interpretación más abracadabrante. Defiende Juan Manuel de Prada en ABC que no se puede hablar de golpe de estado sino de trampa saducea de serie en la propia Constitución española: “Hoy rebajan las mayorías para elegir magistrados, en plena sintonía con el mandato constitucional; y, del mismo modo, mañana podrían elegirlos a dedo, o encargar su elección a las petardas de Sálvame de Luxe, o a los zopencos de Gran Hermano, y seguirían cumpliendo el mandato constitucional. No es un golpe de Estado, panolis; es el 'Estado de derecho' consagrado por el Régimen del 78”.