Qué noche, la de aquel día, 3 de octubre de 2017, cuando el Borbón menor salió en todas las teles patrias a lo que las plumas diestras llaman “parar a los golpistas catalanes”. Cinco año después, a los amanuenses se les cae la lagrimita y se les inflama el pecho recordándo el momentazo.

"La angustia democrática encontró el consuelo de la contundencia del Rey"

Javier Caraballo (El Confidencial)

Los primeros hipidos los suelta Javier Caraballo en El Confidencial: “Un día como hoy, aquella mañana del 4 de octubre de 2017, cuando el discurso del Rey de la noche anterior aún repicaba como un eco contundente en todas las emisoras de radio y se empapaba de tinta con los titulares de los periódicos para hacerse imborrable. La angustia democrática encontró el consuelo de la contundencia del Rey. Un discurso de solo cinco párrafos, sin prólogos ni circunloquios, contundente desde la primera frase, directa a la preocupación máxima de todos, sin disimular ni camuflar la realidad crítica de esos días”.

"Después del discurso del Rey, toda España supo que el golpe separatista estaba ya en el vertedero de la Historia"

Cristina Losada (Libertad Digital)

Cristina Losada se apunta en Libertad Digital al olé que olé, majestá. He aquí su versión de ‘Llegó el comandante y mandó parar’: “El discurso del Rey anuló la presión que estaba ejerciendo el separatismo, con la ayuda de algunos pobres tontos útiles que siempre hay. El golpe del 1-O se acabó, realmente, el 3 de octubre. Después del discurso del Rey, toda España supo que el golpe separatista estaba ya en el vertedero de la Historia”.

"Por vez primera vez en 40 años una alta autoridad del Estado habló a los catalanes no nacionalistas como si fuesen catalanes"

Arcadi Espada (El Mundo)

En El Mundo es donde se ha hecho más derroche en pirotecnia nostálgica. Basta volver la página ara encontrarse en la dos con Arcadi Espada en primer tiempo de saludo: “La tarde del 3 de octubre de 2017, el Rey de España, Felipe VI, vestido de civil, dio una orden al Gobierno del Estado: cumplan con la Constitución. Por vez primera vez en 40 años una alta autoridad del Estado habló a los catalanes no nacionalistas como si fuesen catalanes. Tienen razón los catalunyeses: fue un discurso de parte. De la parte de la razón y de la democracia, y de advertencia y condena a todos los que se habían levantado contra ellas. Es justo recordar todo esto”.

Justo al lado de la columna arcadiana, Rafa Latorre hace el comentario de texto de la soflama de Felipe VI: “Está bien, tanto por lo pedagógico como por lo simbólico, que la futura reina Leonor asistiera en persona al discurso en el que su padre, Felipe VI, conminó a los responsables políticos a cumplir y hacer cumplir la ley. No fue una lección prematura y de hecho es improbable que antes de que lo suceda vaya a producirse otra ocasión tan propicia para que vea en acción la utilidad de un rey. Hace cinco años desde que el Rey trató a los nacionalistas como si fueran adultos y el resultado de ese experimento inaudito todavía necesita una correcta evaluación”.

La mención a la princesa viene a cuento porque El Mundo contó ayer en requetecojoexclusiva que la niña fue obligada a ver la grabación de la pieza. Y ahí encuentra inspiración para venirse arriba Eduardo Álvarez, monárquico de corps del diario de Unedisa: “Lo que la Princesa Leonor, y con ella el conjunto de los españoles, pudo aprender también aquella tensa jornada del 3-O es que el enunciado constitucional que convierte al Rey en «símbolo de la unidad y permanencia del Estado», no es una mera frase hecha retórica fruto de la ocurrencia de los padres de la Ley Fundamental. Aquel Mensaje a la Nación que ojalá Don Felipe jamás hubiera tenido que pronunciar fue muy valiente por cuanto puso su propia corona sobre el tapete, toda vez que asumía sin ningún resquicio de duda que la Monarquía que encarna está indisolublemente ligada a la unidad nacional”.

La Razón, contra y con Lula

"Los pijoprogres españoles habían lanzado las campanas al vuelo y esperaban que Lula saliera en la primera vuelta"

Francisco Marhuenda (La Razón)

Para terminar, cambio de tercio, con parada y fonda en una única página de La Razón: la última, que hoy comparten el director actual y el antiguo. Ambos escriben sobre las elecciones brasileñas, pero, curiosamente, cosas bien distintas. El primero, Francisco Marhuenda, celebra que Bolsonaro haya sobrevivido y lanza su cuchufleta habitual al rojerío: “Los pijoprogres españoles habían lanzado las campanas al vuelo y esperaban que Lula saliera en la primera vuelta. No ha sido así. Ahora están estupefactos por el apoyo obtenido por el presidente brasileño. La victoria de los candidatos de Bolsonaro, además de su resultado electoral en la primera vuelta, muestra que la propaganda progre es basurilla partidista”.

Debajo, Luis María Anson, se desmarca por la banda y deja escrita esta inesperada (por lo menos, para servidor) loa de Lula Da Silva. La parte curiosa es que el académico da por hecha su victoria: “Los diversos reveses soportados por el nuevo presidente le han enseñado muchas cosas y le han convertido en un político moderado y prudente. No ha renunciado a sus planteamientos izquierdistas, pero no atizará las ansias comunistas de los líderes iberoamericanos. Por el contrario. Tal vez nos encontremos con que Lula da Silva se convierta en un moderador del huracán marxista que azota a Iberoamérica”.