Le ha dado fuerte a ABC con la mendruguez de los cursillos (jijí-jajá) que, según el bulo que anda difundiendo, serían el pasaporte a la libertad de los presos de ETA. Y los amanuense del vetusto hasta se hacen los ofendidos cuando, como hizo ayer el consero de Seguridad, Josu Erkoreka, se les afea la frivolidad. Esto lo firma Jesús Lillo: "Tiene el vicelendakari las aulas de su comunidad autónoma abiertas de par en par para que los etarras presos confiesen ante las nuevas generaciones de vascos sus crímenes y reconstruyan de primera mano y como asignatura troncal el terror totalitario que practicaron. Resultaría penoso que Erkoreka desaprovechara la oportunidad de rescatar a los jóvenes vascos de tanto odio y siguiese el modelo Plus Ultra, en tercer grado".
Carlos Herrera, faltaría más, se apunta al festejo de la manipulación de saldo y la gracieta de a duro: "¡Por la jardinería a la libertad! Gracias a la artesanía liberadora, los etarras serán devueltos a la sociedad con las penas por cumplir, sin arrepentimiento ni colaboración esclarecedora, y con la sonrisa sardónica presta a recibir el homenaje de los suyos. Sánchez les ha llevado los presos y les ha dado la llave: ellos, han cumplido su parte y se han inventado el cuento de que cumplan sus penas en regímenes semiabiertos, es decir, que no las cumplan".
Y como no hay dos sin tres, el propio director del boletín carpetovetónico, Julián Quirós, se adorna sobre el asunto. Citando a Hitler, Stalin y a quien haga falta: "Hitler se derretía con la música clásica, y Stalin, en la ópera. Hannibal Lecter sublimaba su espíritu más elevado con los pinceles y la alta cocina. Al rato, dejaban a un lado sus tiernas aficiones y les volvía el asesino innato y premeditado. Ahora el Gobierno vasco busca socializar a los presos etarras con un rostro algo más humanizado; les ofrece reducir los días de cárcel a cambio de hacer cursos de artesanía. Que usen las manos, en definitiva, para moldear el barro o la madera en lugar de pegar tiros en la nuca".
¿Qué dicen las demás cabeceras de orden sobre el asunto? Pues, salvo el titular de El Mundo que les apunté ayer aquí mismo, nada. Desconozco si se trata de despiste, desgana, falta de interés o flojera de reflejos. Sospecho que es más bien esto último y que al humo de las velas llegarán más chistes bañados de indignación de pega. Les tendré al tanto.
A la espera, les copio y pego una filípica de Ramón Pérez Maura en El Debate también contra el PNV. Pero esta vez no tiene que ver con los presos, sino con el supuesto apoyo jeltzale a la reforma del Código Penal que, según al digital catolicón, mandará a la cárcel a los que protesten frente a las clínicas donde se interrumpan embarazos. El falso, pero qué más da, si ofrece la oportunidad de soltar una soflama a la antigua usanza. Tomen aire: "La reforma asume que quien entre o salga de abortar en un edificio y vea a otro ser humano rezando en su entorno también puede sentirse amedrentado y hay que ir a su rescate. Y esto lo apoya el partido más clerical de Occidente. ¿De verdad creen eso todos los sacerdotes vascos que siguen respaldando el nacionalismo del PNV? ¿Creen esos prelados vascos que la Fiscalía debe perseguir de oficio a quien rece por cualquier causa? ¿Creen que rezar puede ser malo porque Dios puede equivocarse y atender preces que invocan un mal? ¿En qué disparate se ha metido el PNV? Deben de creer que ésta es la vía para que los batasunos no les ganen las próximas elecciones".
Ussía, defensor de los acosadores
Les he reservado para el final un doble bonus track machirulo con la firma de Alfonso Ussía, también en El Debate. El primero es de hoy mismo, tomando partido por el Príncipe Andrés de Inglaterra frente a la mujer que lo acusó de abusar sexualmente de ella. Tápense la nariz: "Lo tuvo que pasar fatal, una y otra vez, en la cama con ese Príncipe golfo, mientras ella pensaba qué chuches iba a comprar con el dinero que le proporcionaba la señora Maxwell a cambio de su sacrificio. Sus encuentros no sólo tuvieron lugar en los Estados Unidos. En cierta ocasión, el Príncipe Andrés pasó con ella la noche en el hogar londinense de la señora Maxwell, sito en el barrio de Belgravia. Lo pasó muy mal la candorosa mocita, si bien su cuenta corriente experimentó una crecida como las del Ebro a su paso por Zaragoza cuando cae del cielo más agua de la prevista".
Eso, como les digo, sale hoy. El martes pasado nos echamos a los ojos esta defensa de Plácido Domingo que, en realidad, es ataque a la víctima: "Con treinta años de retraso, una cantante inmersa en la mediocridad, que confundía el do con el fa, le acusó de acoso sexual. Dijo que don Plácido posó una mano sobre uno de sus muslos. Se suspendieron óperas y conciertos, también en España, con el gran tenor y barítono de protagonista. El genial artista madrileño tuvo la debilidad de disculparse, que no es lo mismo que reconocer el presumible aterrizaje muslero del que fue acusado". Pongan ustedes los calificativos.