No han pasado ni 48 horas del sábado loco en Moncloa, y en Diestralandia se da por digerida la escabechina de Pedro Sánchez. Antes de que termine esta semana, ya lo verán, parecerá que la crisis de gobierno ocurrió en el pleistoceno. Eso sí, no faltará quien dé la nota, como el infatigable Federico Jiménez Losantos que anda diciendo que los ministros novatos son en realidad ninjas que dinamitarán el estado. "No es un cambio de Gobierno, es un Gobierno para el cambio de Régimen", titula su sábana en Libertad Digital. Les libro de más entrecomillados. Toda la esencia está ahí.

En Vózpolpuli, Jesús Cacho gasta munición gruesa para calificar al promotor de los cambios: "Pedro Sánchez, que como buen psicópata carece de sentimientos, se embarcó en un cambio de Gobierno acompañado por un gran aparato eléctrico, con mucha pirotecnia de rayos y truenos, en tanto en cuanto salen del mismo sus tres pesos pesados, en realidad dos, más el hombre que en cocina ha preparado todos los guisos de este Ejecutivo con vocación vegana".

Después de su apartado en El Confidencial, Rubén Amón no llega a tanto como Cacho. Se queda en la comparación con un vampiro chupasangre y, (como por cierto, han hecho varios columneros más) saca a colación una de las obras cumbre de Oscar Wilde: "Sánchez carece de principios, pero tiene buenos finales. No cabe por tanto fantasear con una inmolación, sino más bien encender los focos de una purga ejemplar y ejemplarizante que instala al presidente del Gobierno en el manantial de la eterna juventud mientras España se pudre por dentro, como el retrato de Dorian Gray".

Pilar Marcos, periodista y diputada del PP según se presenta al firmar en El Español, tiene otra referencia televisiva de hace más de cuarenta años. Según ella, hay algo de la serie Kung Fu en el comportamiento de Sánchez: "Quizá, solo quizá, los adversarios de la derecha que saben (porque es evidente) que Sánchez ha sido, es y será un mal presidente del Gobierno para España podrían ver que el dragón que aparenta ser solo oculta una sibilina serpiente disfrazada para la ocasión. No debería hacer falta esperar al advenimiento de un San Jorge para vencerle en las urnas. Sí (eso siempre) atesorar experiencia, principios y coraje".

Esto último lo leíamos, como anoto arriba, en el diario digital de Pedro J. Ramúirez, que hoy trae a todo trapo una exclusiva que, de ser cierta, hiela el alma: "Pedro Sánchez consultó a Ábalos los cambios que preparaba en el Gobierno sin contarle su salida". Caray con la lealtad.

Tirando por ahí, Luis Ventoso se dirige en ABC a las ministras y los ministros salientes: "¿Valió la pena aparcar el sentido común y el patriotismo elemental por unos cargos? ¿Valió la pena defender la enfermiza alianza con los separatistas, apoyar los ataques a degüello a la Justicia, dar por buenas las leyes frikis de ingeniería social de Podemos? ¿Valió la pena adular sin límite ni rubor a un líder ególatra que a la primera de cambio te lamina sin pestañear? ¿Valió la pena callar y disimular cuando Sánchez se inhibía ante la pandemia? ¿Vale la pena comulgar con ruedas de molino para disfrutar de tu cuarto de hora de gloria? No eran tan inteligentes si no se percataron de que a Sánchez en realidad solo le importa... Sánchez".

Y les termino en La Razón, que sigue jugando al despiste. En su columna de la contra, el director, Francisco Marhuenda, elogia los cambios, mientras que en el editorial echa otro capote a Sánchez: "En este sentido, se equivocan quienes pretendan ver en la profunda remodelación del Gabinete, en la que han caído algunos de los ministros más directamente implicados en las conversaciones con la Generalitat, un cambio de estrategia más «españolista», pues, en nuestra opinión, no hay ningún hecho objetivo, más allá de la interpretación que se quiera dar a los indultos, que permita afirmar que había una estrategia anterior, que, además, sería presuntamente entreguista". Curioso.