Jornada de reflexión tras la lucha en el barro que ha sido la campaña madrileña. ¿Reflexión? Más bien, de celebración por anticipado. Y no solo por la victoria de su candidato. Los adoradores de Ayuso van más allá. "Principio del fin del sanchismo" anuncia Juan Carlos Girauta en ABC. Aquí tienen el final en alto de la pieza: "Ayuso ha velado por las necesidades más perentorias de los madrileños en materia de salud, trabajo, actividad, futuro y libertades. Su modelo ha admirado a muchos, dentro y fuera de España. Mañana puede acabar, sin moverse de su sitio, con la carrera de Iglesias. Y mucho más, pues fue Sánchez quien quiso una interpretación en clave nacional de las elecciones madrileñas".

El incombustible Luis María Anson también sitúa al todavía inquilino de Moncloa en la liza electoral. Y, aunque lo adorna baste, lo da como derrotado: "Mañana, el pueblo votará a Isabel Díaz Ayuso o a Pedro Sánchez. Se decidirá en las urnas el destino del insólito César monclovita. Salvo que los hados distorsionen el voto por correo o propicien engaños o enjuagues digitales, parece que el resultado vociferará en el palacio de la Moncloa el alea iacta est, porque la suerte, en efecto, está echada".

Por ahí va igualmente un tal Óscar Montalvo en Vózpuli. Según él, hasta aquí ha llegado la marea: "Si se cumplen los pronósticos mañana se demostrará que el sanchismo no es una inevitabilidad histórica y que su hacedor de relatos no es un genio invencible, sino alguien a quien la oposición decidió tratar como si lo fuera. Continuarán fabricando las mismas ficciones durante un tiempo, pero cada vez serán menos eficaces porque la trama ha entrado en bucle y el final climático nunca termina de llegar".

El editorialista de La Razón se olvida por esta de vez de Moncloa y se centra en Sol. Lo importante es que la parroquia tenga claro a quién votar: "Ayuso ha demostrado que existe una alternativa que no necesita la credencial que extiende un supuesto progresismo hoy convertido en una rémora reaccionaria que no ha comprendido el dinamismo de la Comunidad de Madrid. Muchas ciudadanos creen que el centro derecha puede articular un gobierno que trabaje para el conjunto de la sociedad, para el progreso y la libertad, y recibirá su voto. Es necesario frenar la deriva de esta izquierda radical".

¿Y cómo se frena tal deriva? Francisco Marhuenda, probable autor del anterior copia-pega, responde. Yendo a votar: "A pesar de la tendencia en las encuestas, los votantes que quieran un gobierno que no dependa de La Moncloa no deben creer que está todo resuelto. Es la hora de llenar las urnas para garantizar la libertad frente al intervencionismo y el liberalismo frente al socialismo-comunismo".

También en algún párrafo de su columna en ABC, Ignacio Camacho recuerda que hay que ir a votar, aunque no puede evitar que se le note que ya acaricia la victoria de la lideresa indomable: "Y será el triunfo de la gestión funcional, positivista, utilitaria, con un punto castizo de audacia para demostrar que la libertad no es sólo una palabra abstracta sino un conjunto de pequeñas y concretas decisiones cotidianas cuyo sencillo ejercicio es capaz de crear pantallas de anticuerpos sociales inmunes a la propaganda".

A unos centímetros de papel, el editorialista de ABC recuerda por enésima vez lo importante: "El mayor riesgo es el que corren los ciudadanos madrileños, invitados hoy a reflexionar sobre cómo ser responsables con sus propio futuro, el de sus trabajos, empresas y familias ante el dilema que tienen mañana en las urnas. En Madrid hay mucho que hacer, muchas cosas que mejorar, pero también mucho progreso conseguido que conviene conservar y que es fácil perder según quién gobierne". ¿A quién se referirá esa frase final?

Ayuso-voxistas, ¡a las urnas!

Por si no ha quedado claro qué deben hacer mañana los censados en Madrid, Federico Jiménez Losantos lo explica en 22 palabras: "Y, sobre todo, hay que salir a votar el martes contra Sánchez, Iglesias y sus matones de Vallecas. Son de los dos".

Jon Juaristi, con trayectoria política similar a la del turolense, ya sabe a quién votar. O, en su versión, contra quién votar: "El fascismo consiste en apelar a la ciencia para justificar el estado de excepción. Así lo hacía Hitler, que pasó pronto del cordón sanitario a la siguiente fase: el exterminio de los millones de supuestos contagiosos. En fin, que iré a votar el martes en contra del fascismo rojo del frente popular, a ver si lo frenamos". ¿Qué habrán dejado para mañana, día de la verdad? Aquí les espero para contárselo.