Preservando las especies

Carlos Magdalena (Gijón, 1972) es horticultor botánico y presidente de la Asociación Internacional de Ninfeáceas y Jardines Acuáticos y trabaja como conservador en el Real Jardín Botánico de Kew, en Londres, el más importante del mundo. El trabajo de este asturiano consiste en salvar cualquier especie vegetal que se encuentre al borde de la extinción, ya sea por los problemas medioambientales que los seres humanos estamos causando o por ser objeto de deseo de los coleccionistas. 

El sobrenombre del mesías de las plantas, se debe a que en 1980, cuando era niño, descubrió el último ejemplar de una variedad de arbusto llamada ‘Ramosmania rodriguesii’, también conocida como café marrón. Antiguamente florecía en abundancia en el archipiélago de Mauricio, pero hoy se encuentra en peligro de extinción y corre el riesgo de desaparecer para siempre. Él arrancó un esqueje para plantarlo en un entorno más seguro y consiguió que volviera a nacer fuera de su lugar de origen. Desde entonces, no ha dejado de recolectar semillas y cada vez que impide que una de esas plantas se extinga, consigue preservar la riqueza que nos da la naturaleza.

Bajo esta filosofía, Magdalena ha viajado a los rincones más recónditos del planeta “para asegurar, gracias a su conocimiento y a las técnicas más avanzadas, la propagación y la preservación de las plantas” tan especiales como la ‘Nymphaea thermarum’, calificada como la flor más minúscula del mundo, o la ‘Ramosmania rodriguesii’, la más delicada .

Y en este libro de aventuras descubriremos algunas de sus expediciones para rescatar las especies más extraordinarias del planeta. Además, a lo largo de estas interesantes páginas, encontraremos un toque de alarma en el que el autor nos hace reflexionar con el objetivo de que tratemos de hacer de este mundo un lugar mejor porque, tal y como predica el mesías de las plantas, “sin plantas no hay vida y cuidar de ellas es nuestra única solución”.