o falla. La serie de dibujos animados que ha puesto de acuerdo a los niños de todo el mundo está protagonizada por unos intrépidos perritos que en inglés se conocen como ‘Paw patrol’ y, en su versión en castellano, ‘La patrulla canina’. Como suele ocurrir con las ficciones infantiles de éxito, los productos asociados a la serie son incontables: juguetes, peluches, mochilas, disfraces, coches de policía, relojes, bufandas, camisetas, vehículos, sudaderas... El aluvión de ‘merchandising’, objetos y prendas de todo tipo, nos da una idea aproximada de la pasión desatada que provocan estos cachorros.
No hay margen para el debate. Estrenada en Nickelodeon hace nueve años, es la serie favorita de los niños de la última década. A los más pequeños de la casa les tiene enganchados la mezcla de aventura, comedia e ingenio que derrocha un grupo de canes amaestrados por un niño con madera de líder y las ideas claras. Bajo la batuta de Ryder, los perritos tendrán que solucionar conflictos de diversa índole con el objetivo de ayudar a los ciudadanos de Bahía Aventura. A menudo visto con escepticismo e indiferencia por los padres, ‘La patrulla canina’ ha conquistado como ninguna otra serie a la población infantil. Tiene desparpajo, colorido y unas tramas amenas. Resumimos algunas de sus claves y logros principales.
No le busquemos mensajes complejos y teorías profundas. ‘La patrulla canina’ es lo que es: un artefacto muy sencillo, simple si se prefiere, inofensivo como una pistola de agua. Hay buenos y malos, un niño listísimo con el que los hijos se pueden identificar rápidamente por su capacidad de liderazgo y optimismo, y un grupo creciente de coloridos perros que se han sido sumando en nuevas temporadas. Cada uno de los animalitos tiene una profesión distinta, una marcada personalidad y muestran sus puntos fuertes y débiles. Son un poco como nosotros, los humanos. Entre todos forman una piña. Tildado de naíf, no tendrán el carisma y la profundidad de los personajes de Alejandro Dumas pero captan la atención de los hijos al instante y, si se quiere, se puede pasar un estupendo rato con ellos. No es casualidad que los capítulos en youtube acumulen millones de visitas. Estos expresivos cachorros de voces algo chillonas triunfan por algo.
Los dibujos animados que han marcado al público infantil suelen contar con una sintonía reconocible desde el primer momento. Acordémonos de las canciones de ‘Dragoi bola’, ‘Barrio sésamo’ o ‘David el gnomo’, grabadas a fuego en la memoria de varias generaciones. Puede que dentro de 10, 20 o 40 años, les pase lo mismos a los niños que cantan la cabecera de la serie al son de ese marchoso y efectivo tema pop de 40 segundos: “Ya está aquí, ya llegó La patrulla canina”, dice en la primeros compases. Ocurre que muchos hits actuales están basados en canciones antiguas aparentemente intrascendentes que, a golpe de nostalgia, se convierten en tótems.
Pocas series animadas aportan, además de las necesarias escenas de acción y entretenimiento, valores universales como la valentía, la amistad o el compañerismo. ‘La patrulla canina’ se distingue, entre otras cosas, por su alto sentido del deber y de la ética, por contar con unos personajes que buscan el bien común y la justicia en sus arriesgadas misiones. Los sentimientos más nobles guían a los perritos en cada una de las aventuras, lo que convierte a la serie en una adecuada herramienta educativa para los más pequeños.
Imposible aburrirse con la galería de cachorros de la ficción, cada uno de ellos trazados de una manera muy concreta y con múltiples características que los hacen únicos. Los niños tienen donde elegir, porque la tipología es variada y el abanico amplio. Cada miembro de la patrulla desempeña una función muy concreta. Chase es el portavoz del grupo, se mueve con micrófono en mano y ejerce de agente doble: policía y espía. Zuma, el rescatista acuático, no pronuncia bien la erre, pero en el agua no hay quien le gane. Rocky, el cachorro mestizo, tiene corazón ecologista. Marshall, el dálmata, resulta una figura clave: es el bombero y médico del grupo. Otros miembros del equipo son el bulldog Rubble o el chihuahua Tracker, también están Tuck, Ella, Perrobot... La lista es amplia y hay perritos para todos los gustos.
Aunque es cierto que no hay demasiadas integrantes femeninas, lo que ha acarreado ciertas críticas, tienen un papel fundamental. Son poderosas y resolutivas. Everest, por ejemplo, es una perrita Husky que viene de la Antártida y que se desliza sobre la nieve mejor que nadie. Aporta vitalidad y alegría. Se encarga de los rescates en zonas nevadas y montañosas. Su mejor amiga, Skye, es inteligente, posee una memoria portentosa y vuela en helicóptero. Se le puede considerar la colíder de la cuadrilla por su capacidad de resolver las misiones más complicadas. Forma una dupla muy solvente con su compañera Husky.
“A nuestros hijos les gusta mucho montar en bici y pescar cuando vamos a Noja”
“Me gusta ‘La Patrulla Canina’.
Mi favorito es Chase. ¡Es el más valiente!”