oo Fighters es uno de los grupos de rock más populares y exitosos del mundo. Su simpático cabecilla, Dave Grohl, tiene la rara cualidad de ser adorado por millones de fans y, al mismo tiempo, recibe un trato muy favorable por la prensa musical especializada, normalmente recelosa ante las bandas que triunfan comercialmente. Foo Fighters, hagan mejores o peores discos, se han ganado el derecho a hacer lo que les da la gana sin pensar demasiado en el qué dirán. El ejemplo de su independencia artística lo encontramos en su última ocurrencia: acaban de presentar una película titulada ‘Studio 666’ en la que participan todos los miembros del grupo: Dave Grohl, Taylor Hawkins, Nate Mendel, Pat Smear, Chris Shiflett y Rami Jaffee. Se plantan en una casa de aspecto gótico rodeada de viñedos para grabar su último álbum de estudio, ‘Medicine at Midnight’, publicado a principios del año pasado.
El grupo estadounidense se ve envuelto en una disparatada odisea en la que se mezclan la comedia y el terror paranormal, como si se tratase de un film rockero de Álex de la Iglesia. Además de ingente diversión, hay música, que es lo que los seguidores de la banda buscan. La mecha que prendió el largometraje es de lo más curiosa: surgió tras las grabaciones del disco en 2020, el séptimo de su carrera, ya que según contó Grohl a la revista inglesa NME, experimentaron una serie de extraños capítulos paranormales. Un ejemplo: “Volvíamos al estudio al día siguiente y todas las guitarras estaban desafinadas”. Otro inquietante episodio: “Abríamos una sesión de Pro Tools y faltaban pistas. Lo que encontramos eran unas pistas que nadie había grabado: ruidos extraños de un micrófono abierto. Nadie tocaba un instrumento ni nada parecido, solo se escuchaba un micrófono abierto grabando en una habitación”.
Foo Fighters dominan desde su accesible firmamento el estilo musical que dio a conocer Chuck Berry en los años 50. Sin embargo, nadie imaginó que la aventura en solitario del exbatería de Nirvana iba a resultar tan productiva. Grohl montó el grupo tras el trágico final de la banda que revolucionó el grunge, convertida en mito después del suicidio de su líder Kurt Cobain. Reunió a miembros de la banda de rock alternativa Sunny Day Real State (el bajista Nate Mendel y el batería William Goldsmith), y al guitarrista de los Germs Pat Smears. El nombre tiene un claro ingrediente marciano: Foo Fighters hace referencia a una expresión que utilizaban los pilotos norteamericanos durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se enfrentaban a unos extraños objetos de fuego con forma alienígena.
El disco homónimo, ‘Foo Fighters’ (1995), disipó las dudas y disparó su fama: de las cenizas del grunge había nacido un grupo afilado y potente que no le hacía ascos a la melodía. El batería melenudo de Nirvana había dado con una fórmula explosiva con la que fue ganando adeptos, dentro y fuera del mainstream, alejándose milagrosamente de la sombra alargada de su anterior grupo. ‘The Colour and the shape’ (1997), donde se encuentra su canción más emblemática, ‘Everlong’, y ‘There Is Nothing Left To Lose’ (1999), con la no menos contagiosa ‘Learn to fly’, catapultaron a Foo Fighters al estrellato definitivo, ya en formato trío y con el apoyo de la multinacional RCA.
Grohl lleva veinte años entrando y saliendo de Queens Of The Stone Age. La primera vez que se incorporó para tocar la batería en el grupo de Josh Homme fue en la grabación de su tercer álbum de estudio, ‘Songs for the deaf’ (2002). Participó en algunos conciertos de la gira y se rumoreó que se daba por finiquitada la trayectoria de Foo Fighters. El bulo se desmintió rápidamente con la publicación de ‘One by one’ (2002), en un áspero giro que recordaba a los incendiarios inicios de la banda. A mediados de la década pasada sacaron el doble álbum ‘In Your Honor’ -con una mitad eléctrica y la otra acústica-, dejando claro que había cuerda para rato y que Dave Grohl no iba a dejar tirado su proyecto personal así como así.
Desde entonces, no ha habido demasiadas sorpresas en el universo Foo Fighters. Si exceptuamos el inspirado ‘Waisting Light’ (2011), el resto del material publicado ha reiterado en los riffs y esquemas melódicos conocidos que los han convertido en un rocoso grupo de estadios. Hoy en día pocas formaciones de rock pueden presumir de su poder de convocatoria, de contar con alguien tan enrollado al frente y de despertar interés artístico. Dave Grohl es la superestrella más accesible del rock, respetado en la industria, querido por el gremio musical. Más allá de su divertida versión demoniaca, ‘Medicine at Midnight’ es un disco fresco y variado. Si la pandemia da una tregua, este verano Foo Fighters se unirán a Liam Gallagher en su gira española.
“Yo soy de escuchar lo que pongan en la radio. Suelo escuchar Kiss FM”
“He visto a los Foo Figters dos veces en concierto y son alucinantes”