ambridge sería una ciudad distinta sin su legendaria universidad, fundada en 1209, la segunda más antigua de habla inglesa después de la de Oxford. Ambos comparten pedigrí universitario y compiten en legado e historia. La rivalidad entre estas dos ciudades medievales da para muchas chanzas y anécdotas, lo que nos lleva, por ejemplo, al curioso apelativo de ‘Oxbridge’ con el que se zanjan las discusiones. Dos templos universitarios unidos, al fin. Se acabó el derbi académico. La fama de Cambridge no viene de la noche a la mañana y se ha sustentado a lo largo de los siglos. En la actualidad, cuenta con cerca de 25.000 estudiantes -datos de 2020-, lo que supone la nada desdeñable cifra del 20% de la población censada de esta pequeña urbe ubicada a unas 58 millas -93 kilómetros- al norte de Londres.

En 24 horas podemos empaparnos de su ambiente universitario, convertirnos por un momento en ratones de biblioteca y acompañar el curso del río Cam, que serpentea por las entrañas de la ciudad y es culpable de la mitad del nombre. La otra mitad no tiene mayor misterio y se deduce con unas nociones elementales del idioma de Shakespeare: “bridge” significa puente inglés. Existen parque frondosos (Midsummer Common), pubs históricos donde regar con una buena pinta el roast beef (The Eagle) y puentes, muchos puentes. Entre todos ellos destaca el denominado puente de los suspiros o Bridge of sighs, un nombre que se copió tal cual del original de Venecia y con el que poco tiene que ver más allá de su innegable encanto y que ambos están cubiertos. De inspiración gótica, se levantó en 1831 y se cuenta (¿otra leyenda urbana?) que este era el rincón favorito de la reina Victoria.

En Cambridge los ‘college’ o las facultades son de visita obligada. El más antiguo es el de Peterhouse, fundada en 1284 por el obispo de Ely y que durante cerca de 750 años se ha mantenido vivo convirtiéndose en un auténtico superviviente y tótem cultural. Su tamaño familiar es inversamente proporcional a su legado: estamos ante el college más pequeño de Cambridge, pero como sentenció el académico y barón Noel Annan en 1999, “su influencia intelectual escapa a la proporción de su tamaño”.

Por su importancia arquitectónica, la siguiente parada tiene lugar en otro emblemático colegio universitario, King´s College. Como muchos ‘college’, tampoco nació ayer. El rey Enrique IV fundó el edificio en 1445, y la fama mundial se la debe a su impresionante capilla medieval, uno de los ejemplos más notables de la arquitectura gótica inglesa. Además de por su tamaño (88 metros de longitud, la anchura de la nave principal es de 12 metros), los turistas van escopetados en busca de la pintura original de Pedro Pablo Rubens, ‘La adoración de los Reyes Magos’, que cuelga en el interior de la capilla. La obra se incorporó en 1968, ya que en su origen se pintó para el convento de las Monjas Blanas de Lovaina, Bélgica.

Queda tiempo para adentrarse en la bulliciosa Mill Road, de ambiente juvenil, y donde conviven pequeñas tiendas, fish and chips, grandes almacenes y locales gastronómicos con exóticas comidas. La vida social de Cambridge se condensa en este tramo vibrante donde siempre hay algo que hacer. Para los más curiosos, Mill Road esconde un par de sorpresas. En el parque infantil el tobogán desemboca en una gran boca de dragón por la que salen disparados los niños, como si hubiesen plantado una exótica atracción asiática. Segunda rareza. Entre tiendas de música, bares, pubs y cafeterías alternativas aparecerá, a unos pocos metros, un apacible cementerio rodeado de árboles donde reposan los restos de algunas eminencias universitarias.

Cambrige se recorre andando o en bicicleta, donde llegaremos a otro must: la biblioteca Wren (Wren library), de 1676, perteneciente a la Trinity College. Los fondos incluyen manuscritos y libros de Isaac Newton, Shakespeare o una colección de poemas firmados por John Milton, entre otros muchos tesoros literarios y académicos. El edificio que diseñó Christopher Wren cuenta con grandes ventanales, de tal forma que los estudiantes pueden aprovechar la luz natural. Tiene vistas al río Cam y llama la atención por su gran salón diáfano. Es precioso. Otro hallazgo arquitectónico en otro histórico college de Cambridge.

“No sé inglés y las veces que hemos

ido a ver a Miguel escribía en un papel lo que quería y listo”

“Cuando Miguel vivía en Cambridge Jesús y yo íbamos una vez al año a visitarle a su casa”

“Cambridge es una ciudad como puede ser Pamplona, súper plural, universitaria y estuve encantado”