Jon Idiakez es un alavés de 25 años que se ha demostrado a sí mismo primero y a su familia o entorno después que la vida no tiene más límites que los que uno se pone. Con esto no queremos decir que todo se puede conseguir pero sí vivir bien en base a las cartas que nos hayan tocado jugar. Con apenas 10 años le detectaron que sufría de lipomeningocele. En ese momento por un lado pudieron respirar tranquilos, ya que pusieron nombre a lo que le sucedía a Jon desde hacía tres años y por el otro, comenzaron una lucha por lograr solucionar eso que le pasaba.

Tres años después consiguieron una solución, que no era otra que operarse. "Nos dijeron que había dos opciones, una era intervenir y la otra no. Intervenir tenía su riesgo pero podía mejorar o podíamos esperar que vaya peor. Tuvieron que elegir mis aitas", asegura el gasteiztarra. Sus padres, Fernando Idiakez y Arantza San Pedro, decidieron lo que mejor creían en ese momento, intervenir para lograr que su hijo pudiera mejorar y solucionar sus problemas. "Nos operó la neurocirujana Boyar de Donosti y sinceramente para nosotros es un ángel", asegura la madre del alavés.

Finalmente, todos juntos -incluído el hermano pequeño de Jon, Aitor Idiakez- lograron superar ese punto en sus vidas que no fue más que un duro paso atrás para dar un salto bien grande a todo lo que venía en sus vidas, y concretamente en la vida del gran piloto de motocross gasteiztarra Jon Idiakez.

primeros pasos en el motocross

El joven Jon Idiakez, de apenas cinco años, no soñaba con pilotar una moto y eso que su aita había sido piloto durante muchos años. Los padres le recuerdan como un niño inquieto que le gustaba estar haciendo cualquier deporte o dicho de otra manera, lo recuerdan como un niño que no podía estar quieto y con mucha facilidad para aprender todo tipo de deportes nuevos.

Sus padres al ver su habilidad con la bici pensaron que por qué no, podían regalarle una mini moto para que jugará con ella. Un día, tal y como recuerda el piloto alavés, su padre le llevó a una tienda de motos pero él nunca pensó que esa sería su primera toma de contacto con su pasión, las motos de motocross. Tras esto, cuando cumplió los seis años, le regalaron su primera moto y terminó por enamorarse de este vehículo de dos ruedas. "A día de hoy no me imagino cómo hubiera sido mi vida sin el motocross", asegura el piloto.

Después de esto su padre se encargó de ayudarle a aprender los conceptos más básicos del motocross, así como los valores que tiene que tener. No había prisa por empezar a competir y no era si quiera un objetivo. Es más, si nunca llegaba no pasaría nada. Aun así, el tiempo habló por si solo y fue quien poco a poco fue guiando la carrera de Idiakez. "Cuando estaba empezando era una espectáculo ver la finura que tenía. Todo coordinación. A mí me llamó mucho la atención y veíamos que tenía ciertas habilidades", recuerda su padre Fernando.

Así, en toda su trayectoria hasta hoy destaca una participación en el Mundial de motocross en el 2008 en los Países Bajos, varios campeonatos de Euskadi desde categoría alevín hasta MX1, un tercer puesto en el Campeonato de España de 2012 o un cuarto puesto de 125cc del Campeonato de España. El último, fue el Campeonato de Euskadi de 2019, ya que el del año pasado, el Campeonato de Euskadi de 2020, aunque iba líder lo invalidaron ya que entre febrero y noviembre no se pudieron disputar pruebas suficientes.

cambio de categoría

Por otro lado, en toda su historia hay otro punto de inflexión. Hablamos de su Erasmus a Lisboa en el curso 2019-20. Era su primera experiencia en el extranjero y fuera de la protección familiar. Se demostró así mismo que era capaz de superar muchas cosas y es un aprendizaje enorme el que se llevó de la capital portuguesa. En lo deportivo se alejó casi un año entero de las motos y además, a su vuelta, coincidió con el cambio de categoría de MX2 a MX1 y de moto, ya que en MX2 las motos pueden ser de 250 4T y 125 2T, mientras que en MX1 son de 450 4T y 250 2T.