La diseñadora Isabel Zapardiez abrió en 2002 su primera tienda-taller en su localidad natal, Donostia. Lo hizo después de un largo recorrido profesional por todo el mundo y, animada por su marido Goyo, que, vista la situación en la que se encontraba, le propuso crear su propia empresa. Como marca ya estaba haciendo algún que otro trabajo, pero hasta esa fecha no tenía un lugar propio donde trabajar. Pese a las dudas iniciales, acabó lanzándose y, poco a poco, ha ido creciendo hasta hoy, convirtiéndose en una referencia en la moda de mujer. Aun así, tal y como reconoce, las prendas no tienen género y por eso trata de elaborar diseños ponibles, independientemente del sexo o la edad.

Más tarde, abriría otro ‘atelier’ en Pamplona. En ambos espacios prima la creatividad y el diseño, aspectos que se han convertido en seña de identidad en todo lo que hace. Tal y como indica Zapardiez, todo su trabajo está enmarcado dentro del universo ‘couture’, o, lo que es lo mismo, la alta costura, con la creación de prendas exclusivas a la medida del cliente, donde prevalece la exquisitez de los tejidos que utiliza, la exclusividad de los diseños que realiza y la confección al detalle, que ejecuta junto a su equipo, 100% femenino, en sus talleres de San Sebastián y Pamplona. Sus argumentos no son otros que la elegancia y la sutileza en cada cosa que hace, sin olvidar un toque de vanguardia, originalidad y valentía para trazar caminos propios, a veces únicos, con los que trata de interpretar la esencia de cada mujer y mostrarla en un vestido.

En su trabajo cobra especial importancia saber rodearse de un buen equipo, y precisamente a sus trabajadoras las considera parte de su familia, reconoce, demostrando orgullo por sentir tanto cariño por su parte. Con una sonrisa radiante que delata lo mucho que les debe, subraya, pues asegura que han estado ahí en sus momentos personales más duros y que no sabe cómo agradecer todo lo que en su momento hicieron por ella y su familia. “Remaron como nadie y me animaron de una manera increíble. Estoy muy orgullosa de ellas y por suerte conmigo están la mayoría desde el principio, aunque algunas se han ido a emprender otros caminos, pero a todas las considero de mi familia”, asegura.

Al hablar de mujeres, Isabel remarca un aspecto importante a la hora de definir a quién le gustaría vestir. Muchos en este punto pensarían en el nombre de grandes modelos o famosas en sus ámbitos profesionales, pero ella lo tiene claro. “Quiero vestir a mujeres valientes”, subraya. Sorprende escuchar estas palabras en un mundo donde prima el postureo y el querer crecer rápido. Isabel se muestra muy segura de lo que hace y reconoce estar muy unida a su equipo. “A pesar de que como a todos me gustaría vestir a grandes nombres, ése nunca será mi objetivo. Quiero vestir a mujeres que no estén todo el día martirizadas por si ganan medio kilo aquí o allí, sino que sepan disfrutar de la vida”, afirma con orgullo la diseñadora.

Volviendo a su ‘atelier’ y a su estilo, donde sobre todo cuida la sostenibilidad en todos sus proyectos, tenemos que hablar de su seña de identidad, la creatividad y la innovación. Es una mujer interdisciplinar que ha tocado todos los ámbitos de la moda desde muy joven y se ha especializado en la moda nupcial. Es por lo que muchos la conocen, aunque también viste a la mujer en su día a día y cada vez disfruta más diseñando complementos originales pero funcionales.

Por otro lado, no podemos olvidar que Isabel Zapardiez se define como una mujer a la que le apasiona su trabajo y eso es algo que transmite tanto a sus trabajadoras como a las clientas que visitan sus ‘ateliers’ de Donostia y Pamplona.

La diseñadora gipuzkoana elige siempre telas de calidad. Foto: M.M

Proceso de creación

Sus talleres son lugares únicos donde la guipuzcoana da rienda suelta a sus ideas y elabora todos sus proyectos. Su objetivo no es otro que diseñar y confeccionar vestidos a medida que transmitan la personalidad de cada mujer, partiendo siempre de los tejidos e hilos de mayor calidad. Su ropa está hecha a mano y eso se aprecia en la calidad del resultado final.

Para ello Isabel Zapardiez se desplaza a la casa de sus clientas y en primer lugar realiza una entrevista con ella para conocer sus gustos y su personalidad. Después realiza ‘in situ’ un primer diseño del vestido trabajando a partir de un boceto. “Todos los caminos están abiertos a la inspiración, hay muchas posibilidades pero al final lo que queremos es dar con un traje con el que la clienta esté contenta y destaque por su calidad”, concluye Zapardiez.