El país nipón es uno de los destinos favoritos de los anfitriones de este número de IN, Isabel Zapardiez y Gregorio Ortuñez. Sin duda, son tantas las cosas que descubrir en Japón que este pequeño reportaje servirá sin duda como aperitivo de todo lo que puedes descubrir.
En el caso de la diseñadora gipuzkoana, se trata de un lugar donde encuentra inspiración para dar forma a sus nuevas colecciones gracias al contraste entre la belleza de su cultura milenaria y la atosigante modernidad que se respira en Hong Kong, Kioto y otras de sus principales urbes. Allí dio a luz a su colección ‘Oh!rigami’ y más tarde volvió para asistir a un curso de patronaje de kimonos.
Y es que esta prenda tradicional japonesa, está considerada el vestido nacional de Japón. Antiguamente, esta prenda se confeccionaba con telas rústicas, pero por influencia china y coreana, se realiza con preciada seda oriental.Se trata de una prenda que estirada simula la silueta de la letra ‘T’, con cuerpo rectangular y mangas cuadradas, que se usa con el lado izquierdo envuelto sobre el derecho. De hecho existen cursos para colocarse correctamente esta prenda que debe ir atada con un cinturón de tela, llamado ‘obi’, y con ‘geta’ -chinelas de madera- o sandalias ‘zo?ri’ - hechas de algodón y cuero-, sobre ‘tabi’ -calcetines tradicionales que separan el dedo pulgar del resto de los dedos.
El kimono no entiende de edad ni de género, pero su corte, color, tela y ornamentación es distinta en función de quién lo lleva. Incluso puede dar pistas del estado civil de esa persona, señalar la época del año o indicar el evento por el que lo lleva, si se trata de una boda, una fiesta o un entierro, por ejemplo.
Un paisaje espectacular
Ver un manto de cerezos en flor es otra de las experiencias que más impacta a los visitantes, que retienen en su memoria el aroma de esta preciosa y efímera estampa. Por eso, es muy recomendable viajar a Japón por primavera, coincidiendo con la floración de los cerezos (‘sakura’). Estos árboles florecen durante los meses de marzo y abril, aunque es posible ver sus primeras flores a finales de enero, en Okinawa, y mantenerse vivas hasta principios de mayo en la zona norte de Hokkaido, en poblaciones como Wakkanai.
Si viajamos en verano podremos disfrutar de los grandes festivales del país del sol naciente, pero como contrapartida debemos tener en cuenta las elevadas temperaturas y los altos niveles de humedad. Además, cuidado, porque en Japón existe una quinta estación llamada ‘tsuyu’, la estación de las lluvias, que coincide con el monzón, y se extiende a lo largo del mes de junio, por lo que junto con septiembre, es recomendable evitar esos dos meses por riesgo de tifones e inundaciones.
Pero volviendo a esas celebraciones, no puedes perderte el ‘festival de los farolillos de Kuki, ni el festival de danzas de geishas ‘Miyako No Nigiwai’, en Kioto. Otra cita llena de magia es la del ‘T?r? Nagashi’, que se celebra en numerosas poblaciones de Japón coincidiendo con la festividad de Obon, una de las fiestas más importantes que procede del antiguo budismo indio, en la que se celebra que los espíritus de los ancestros vuelven a los hogares por unos días para reunirse con sus familiares. Esta festividad culmina el 16 de agosto con el ‘Gozan No Okuribi’, popularmente conocido como ‘Daimonji’, con la realización de ‘okuribi’ (fuego de despedida) que puede contemplarse a distancia por las llamas de las pequeñas hogueras que se realizan en las colinas de Kioto.
Otro de los eventos más llamativos es el ‘Nagoshi No Harae’, un antiguo rito sintoista de purificación en el que se limpian los pecados cometidos durante la primera mitad del año y se pide salud para los seis meses restantes.
Octubre y noviembre son los mejores meses para visitar el país nipón por sus temperaturas agradables, muy recomendables para practicar senderismo. Las hojas de los árboles comienzan a teñirse de tonos otoñales, conocidos como ‘momiji’. Coincidiendo con el Día de la Cultura (’Bunka No Hi’) se realizan actos comoel histórico desfile ‘Daimyo Gyoretsu’ en Hakone, en los alrededores del Monte Fuji. Recrea una procesión de los señores feudales, que data del período Edo, que obligaba a los varones a residir un año en su hacienda y el siguiente en Tokio. Así se aseguraban de mantener un servicio militar alterno y reducían la posibilidad de revueltas contra el Gobierno.
Por último, diciembre tampoco es mal momento para hacer una escapada a Japón, siempre y cuando se eviten las aglomeraciones propias de las fechas navideñas. A los preparativos del fin de año y la iluminación de sus calles, se une la probabilidad de disfrutar de esquí por las intensas nevadas en la región de Tohoku, situada al norte, y también en los Alpes Japoneses.