Al pensar en los grandes autores que ha dado la literatura española en las últimas décadas, son numerosos los nombres que resuenan, y el suyo es uno de los imprescindibles. Juan José Millás (Valencia, 1946) ha abierto de nuevo la puerta de la imaginación para traer consigo una nueva novela, Solo humo, que nos hará viajar hasta lo más profundo de nuestra mente a través de reflexiones de fuerte calado social.

En Solo humo, reflexiona a través de relatos y cuentos de los hermanos Grimm sobre la experiencia lectora. Qué habría cambiadno en su vida de no haber descubierto la pasión por la literatura?

Todo (risas). No sé qué habría sido porque las posibilidades serían muchas, las alternativas serían muchas, pero ninguna de ellas se parecería a lo que supuso tropezarme con la lectura, convertirme en lector allá sobre los catorce o quince años. Ninguna de las vidas posibles que yo pienso que habría tenido, pensando en el contexto del que salía, en el barrio en el que vivía, en la familia de la que surgí, se habría parecido en nada. A mí ser lector determinó mi existencia.

Y después ser escritor. 

Bueno, es que entre el escritor y el lector no hay muchas diferencias de carácter. Se parecen mucho. De hecho, se dice con razón que cada lector reescribe el libro que lee, porque cada uno hace una lectura diferente. Y el escritor es un lector que se pasa al otro lado sin dejar de estar en este. Porque claro, no puedes dejar de leer porque la lectura es el combustible de la escritura. Pero simplemente es un lector que da el salto al otro lado de la página. 

Decía que tropezó con la lectura. ¿Cuál fue el primer libro que lo prendió todo? 

Pues fue una novela de Julio Verne, que se titula Cinco semanas en globo, que yo descubrí en la biblioteca de mi barrio. Cuando yo era pequeño, extrañamente había una biblioteca. Digo extrañamente, porque no creo que hubiera muchas bibliotecas públicas en aquella época, y además mi barrio era del extrarradio. Y en esa biblioteca nos metíamos los críos para refugiarnos del frío, para calentarnos un poco. Pero en aquel sitio había que estar callado, no te dejaban hablar, no te dejaban jugar... Había que estar quieto. Y en una de esas yo me levanté, y tiré de un libro al azar. Y ese libro resultó ser Cinco semanas en globo. Fue abrirlo y en la primera página ya me caí dentro del libro. Y fue una experiencia tan perturbadora, ese desdoblamiento de estar dentro y fuera, que recuerdo que cuando cerraron la biblioteca yo me tuve que ir a casa y no me pude llevar el libro porque no era socio. Y recuerdo ir a casa y seguía dentro del libro, estaba completamente desdoblado. 

"Se dice que cada lector reescribe el libro que lee, porque hace una lectura diferente"

Había dejado el libro en la estantería pero este no lo había abandonado a usted.

No, no. Yo seguía allí dentro del libro. Lo recuerdo como una experiencia tran brutal... Y al día siguiente estaba una hora antes de que abrieran la biblioteca allí por miedo a que alguien lo cogiera antes que yo. Fue como probar una droga. Y luego cogí Viaje al centro de la tierra, que aquello ya me volvió del revés. 

Julio Verne es un buen comienzo. 

Sí, tuve esa suerte. Aquella biblioteca tenía dos pisos, el de abajo todo era para infantil y juvenil, y el de arriba para adultos. Y bueno, tropecé con Julio Verne. Podría haber tropezado con otros autores, pero tropecé con Verne y para mí fue un comienzo devastador, porque me cambió la vida. La lectura me cambió la vida completamente, y todavía me la sigue cambiando.

¿Siente que a todos nos espera un libro como a usted Cinco semanas en globo? 

Fíjate que yo quiero pensar que sí. Yo quiero pensar que si tú tienes la suerte de dar con el libro adecuado, puede causar esos efectos en ti. Porque hay mucha gente que abandona la lectura porque no ha dado con ese libro. Incluso a veces en los planes de estudios se equivocan porque obligan a leer a los clásicos cuando todavía no se está en disposición de leerlos. Yo creo que es un error, no sé si ahora están juntas, mezclar las asignaturas de lengua y literatura. Es un error porque yo creo que la lectura se debe dar de otro modo. La lectura debería ser como una materia completamente aparte y sobre la que se hicieran talleres. No se da bien porque en la edad en la que se hacen lectores se les expulsa con frecuencia. 

La literatura y la lectura suelen concebirse como uno de los juegos que más despiertan la imaginación. ¿De dónde surgió la suya para dar vida a Solo humo?

Yo he intentado analizarlo, pero tenemos poca idea de cómo nace un libro. Porque a lo mejor un libro que se empieza a escribir hoy, se empezó a fraguar hace cinco años, y ha estado en la trastienda creciendo. Pero he pensado en ello, y creo que fue que leyendo hace cinco o seis años un ensayo de la lectura, pensé “Caramba, no hay ningún ensayo sobre la lectura que a mí me haya contado lo perturbadora que es la lectura. Nadie me ha contado mi propia experiencia”. Y entonces quizá pensé en contarla yo, lo brutalmente perturbador que es convertirse en lector.

"Tropecé con Verne y fue un comienzo devastador, porque me cambió la vida"

El punto de partida de esta novela es la muerte de un padre ausente, un suceso con el que su hijo pasa de ser un adolescente a adulto.  

La novela arranca, efectivamente, con un chico al que en el mismo día que cumple la mayoría de edad le comunican que su padre ha muerto. Y es un padre al que no ha conocido, y que ya no va a tener oportunidad de conocer. Y entonces esto provoca una desesperación tremenda, porque todos necesitamos conocer nuestros orígenes biológicos. Necesitamos saberlo precisamente porque el origen biológico son los cimientos sobre los que se edifica el relato de nuestra vida. En ese relato hay una cosa fundamental, que es saber de dónde venimos. 

¿Esta novela contiene algún componente real, o alguna preocupación real?

Bueno, contiene la preocupación por mostrarme a mí mismo cómo fue esta experiencia de convertirme en lector, y cómo la lectura transforma el mundo. Porque nosotros hemos inventado los cuentos y las novelas, pero luego las hemos copiado. La vida se parece mucho a los cuentos y a las novelas. Y creo que tenía que ver con eso, con contar que la literatura es una representación de la realidad, y por lo tanto es un espejo. 

Cuando los lectores se sumerjan entre sus páginas, ¿con qué sabor de boca cree que se van a quedar? 

Pues la experiencia que tenemos es que como a un 95% les ha gustado mucho, pero hay gente que viene absolutamente trastornada, que dice “Me ha vuelto del revés, porque hay ese juego entre la realidad y la ficción que se pasa de un modo anfibio”, y alguno decía “Es que no sabía cuándo estaba en la realidad y cuándo en la ficción”. La impresión que tenemos es muy buena en el sentido de que a ese juego que yo estoy proponiendo están jugando los lectores.

Y el futuro, ¿qué le depara?

Tengo una idea en la cabeza, y he tomado algunas notas, porque yo siempre tengo que tener una ficción en marcha. 

PERSONAL


Nacido en Valencia el 31 de enero de 1946, descubrió a una temprana edad su pasión por la literatura, esa que reconoce que todos podemos encontrar. 


Con los años, ha publicado multitud de libros, entre los que destacan, sin ir más lejos, Papel mojado, Números pares, impares e idiotas, El ojo de la cerradura, Cuentos a la intemperie, La vida contada por un sapiens a un neandertal o La muerte contada por un sapiens a un neandertal. Sus obras han sido traducidas además a una veintena de idiomas. 


UNA NUEVA NOVELA QUE SE SUMA A UNA LARGA LISTA


Solo humo es la nueva apuesta de Millás. En ella, vuelve a algunos de los temas más representativos de su narrativa, como la identidad, el desdoblamiento, los recovecos más oscuros de la realidad y la paternidad, al tiempo que compone un himno a la imaginación y al poder transformador de la literatura.