La fregona es un objeto de limpieza que es indispensable en todo hogar. Es más importante de lo que parece, pues de su uso depende para que la casa luzca limpia y reluciente. No obstante, muchas veces se ignora qué hacer para mantenerla en buenas condiciones y que siga rindiendo como en el primer día.
De hecho, utilizar una fregona sucia puede dejar el efecto contrario, esparciendo los malos olores y la suciedad por todas las habitaciones. Es por eso que urge dedicar varios minutos a cuidarla correctamente para hacerla más efectiva.
Ingredientes que hacen maravillas
Para una fregona limpia, no hace falta utilizar productos caros o químicos. Sólo hace recurrir a un remedio casero que combina vinagre blanco con bicarbonato de sodio, dos ingredientes que son fáciles de conseguir y que, juntos, pueden traer muchos beneficios al momento de usarlos.
El bicarbonato de sodio es un abrasivo que quita la suciedad que se acumula entre las fibras del cabezal de la fregona y pone fin a los malos olores. Por su parte, el vinagre blanco es un desinfectante que elimina las bacterias que se apilan en la fregona.
A modo de opción, se le puede echar aceites esenciales, tales como el eucalipto, el limón o la lavanda, o un chorro de zumo de limón. Con estos ingredientes, se crea un aroma fresco que se extenderá a lo largo y ancho de toda la vivienda.
El proceso, paso a paso
El primer paso es llenar un cubo grande de agua caliente para que la suciedad se ablande y los ingredientes hagan efecto. Más tarde, se le echa una taza de vinagre blanco. A continuación, hay que echar un par de cucharadas de bicarbonato de sodio para que sea del todo eficaz.
Otras instrucciones
Existe la opción de añadir gotas de aceite esencial o el zumo de medio limón para que el efecto sea más purificante. Luego, se mete la fregona en el cubo y se deja a remojo entre 15 y 20 minutos para que la mezcla haga la limpieza en profundidad.
Fase final
Más tarde, hay que enjuagar bien con agua corriente para eliminar los restos de la combinación y escurrir la fregona a fondo. Después, se deja secar al aire la fregona, en una zona con buena ventilación y sin humedad para que el moho y los malos olores no entren en contacto con ella.
Dejando a un lado el truco que hemos conocido antes, hay más formas de dejar la fregona totalmente limpia. Por ejemplo, coger agua hirviendo e introducir el cabezal de este objeto durante varios minutos para poner fin a las bacterias más resistentes.
Asimismo, la lavadora es otro recurso muy útil para poder dejar la fregona limpia. Para ello, podemos usar bolsas o fundas viejas acompañadas de detergente o hasta vinagre, de forma que los malos olores desaparezcan.
Finalmente, el material del que esté hecha la propia fregona es otro factor a tener en cuenta. Hay que asegurarse de que las fibras y otros componentes aguantan bien el contacto con el suelo y que no tienden a ensuciarse tanto.