Nuestro hogar es ese espacio personal en el que somos nosotros mismos, ese pequeño refugio en el que nos sentimos seguros y donde guardamos todos nuestros efectos personales, muchos de ellos con un gran valor sentimental.  

Cuando estrenamos una casa, disfrutamos de una sensación de espacio que con el paso de los años va desapareciendo, al verse la vivienda invadida por multitud de objetos que vamos acumulando en nuestro día a día. 

Sin embargo, nunca es tarde para volver a empezar y disfrutar de nuevo de esa casa limpia, ordenada y, sobre todo, despejada que redundará en un mayor bienestar y en una mejor calidad de vida. Si no sabes cómo hacerlo, hay una técnica que te puede ayudar. Se trata del método de la falsa mudanza (Move-Out), recogido por la periodista americana Katie Holdefehr en su libro Embrace your space (Abraza tu espacio).  

Estantería abarrotada de objetos perfectamente ordenados. Freepik

Fingir el cambio de casa

El método de la falsa mudanza es una técnica sencilla de limpieza y redistribución basada precisamente en la sensación de comenzar de cero que viene de la mano de una mudanza. Fingir un cambio constante de casa puede ser clave para organizar y reordenar la vivienda de una forma consciente y práctica. 

El método de la falsa mudanza nos muestra los pasos que debemos seguir para lograr nuestro objetivo. Como si fueras a cambiarte de verdad de casa, debes definir todo lo que vas a hacer. En primer lugar debes fijar las fechas de inicio y de fin, es decir, aquella en la que el cambio será ya una realidad. Como llevarlo a cabo te va a llevar su tiempo, sé realista, no te precipites y busca el momento más idóneo.

Una vez decidido el cuándo pasamos al qué queremos reorganizar, y esto puede ir desde un mueble, un armario o una habitación hasta toda la casa. Como si tuvieras intención de dejar tu vivienda, deberás vaciarla entera y limpiarla como si fuera a recibir nuevos inquilinos. Nadie colocaría sus muebles en un espacio sucio y descuidado.

Qué cosas me llevaría

Una vez que tengamos todo limpio, el siguiente paso es decidir con qué objetos nos quedamos y cuáles vamos a desechar. Debemos preguntarnos: "Si fuera a cambiarme de casa, ¿me llevaría esto?". La respuesta debe ser rápida y clara para evitar que la nostalgia se imponga y acabe arruinando tu objetivo. 

En ese momento nos encontraremos con tres tipos de objetos: los que están en buen estado pero hacia los que no sientes ningún apego especial (puedes venderlos o regalarlos); los que debido a su deterioro debes tirar ya y los que decides quedarte y deberás volver a ordenar.

En el caso de estos últimos, tienes que diferenciar entre aquellos de uso puntual pero real que vas a conservar y los que vas a descartar porque tienes claro que no los vas a volver a usar. Para tomar una decisión sobre ellos te ayudará pensar en las veces que los has usado durante el último año. Si la respuesta es una o ninguna, deberás deshacerte de ellos de inmediato. 

Holdefehr propone que dejes a mano lo que vas a usar más a menudo y en un lugar menos accesible lo que utilizarás de manera puntual. Has de tener en cuenta las prioridades de tu día a día y organizar tu casa en función de ellas para que te resulte lo más práctica posible. La experta anima a no aferrarse a objetos sino a recuerdos, de forma que recomienda sacarles foto y quedarse solo con algunos de ellos.

Si consideras que tu casa está demasiado llena de cosas inútiles, tal vez ha llegado el momento de mudarte de casa sin salir de ella y transformarla en un espacio más limpio, abierto, práctico y libre de cosas innecesarias. Basta con dejarte invadir por ese sentimiento de volver a empezar y ponerte manos a la obra.