El humor es desde hace años su principal herramienta. Ahora vuelve para presentarnos su nuevo espectáculo, Eureka, con parada en Donostia, en el Kursaal, el 28 de diciembre. 

Alguna vez se ha autodefinido como vasco light. ¿Qué supone?

Ese es un espectáculo que hice de 2018 a 2020, en el que vi que a lo mejor yo no cumplía todos los estereotipos de un vasco estándar, por decirlo de alguna manera. En ocasiones tenía frío, como mucho, pero a lo mejor como verdura... Ese tipo de cosas que a lo mejor no te pueden cuadrar con un vasco estándar las cogí en un show y todas las cosas que no entraban dentro de los cánones las contaba. La verdad es que está guay ser un vasco light porque es algo diferente. 

Creo que hay más vascos light de los que nos creemos. 

(Risas). Hay muchos, sí. De hecho, tengo un amigo, Pablo Ibarburu, que también en ocasiones decimos cuando nos juntamos que en realidad tenemos muchas cosas en común. 

Una cosa que tenemos en común también los vascos es el sentido del humor. ¿Siente que sabemos reírnos de nosotros mismos?

Sí, totalmente. Es verdad que tengo la suerte de que se me hace difícil hacer un ranking de públicos en Península e Islas. Es bastante complicado. Pero fíjate que de los mejores públicos que yo me he encontrado tanto Bilbao como Donostia y Santander los pondría bastante altos. 

Ha hecho gira con varios espectáculos ya, y suele parar bastante en Madrid. ¿Cómo se siente siendo un vasco en la gran ciudad?

Muy bien, la verdad. La acogida siempre ha sido muy buena. El primer espectáculo en el que reuní todo mi material era Vasco light, luego fue Ahí va la hostia, el show que he estado haciendo los dos últimos años era Tiquismiquis, y ahora Eureka. Siempre decido estrenar en Madrid, también porque vivo aquí, pero porque siempre he sido bien recibido. 

De Ahí va la hostia pasamos a Eureka, dos expresiones que cuando alguien las dice nos giramos, porque algo ha tenido que pasar.

Efectivamente, va por ahí. Por el tema de descubrir cosas que pasan. 

¿Qué nos trae en este nuevo show?

Muchas cosas, la verdad. Es un viaje por los nuevos tiempos que tenemos ahora con las redes sociales, con los tipos de influencers que hay, con el mundo de Internet, cositas que me han pasado en Internet reales... Contar un poco todo lo relacionado con el mundo de Internet y se nos ocurrió que Eureka podía ser un buen nombre porque tratamos a los influencers como si fueran filósofos griegos y que todo el mundo les hace caso. 

¿Que sientan cátedra?

Eso es, sientan cátedra y dices: “Ostras, habrá que hacer caso a esta gente”. Va un poquito por ahí. 

Los escritores cuando van a preparar una novela leen como ejercicio para mejorar la escritura. ¿Qué herramienta tienen los humoristas a su alcance para practicar?

Sinceramente, hay una herramienta bastante buena que es Twitter. Allí puedes poner tus chistecitos en pocos caracteres. También las historias de Instagram te dan para poder hablar a cámara, soltarte y perder esa vergüenza. Creo que las redes sociales, si se usan bien, pueden ser la bomba.

¿Qué le aconsejaría al Mikel que empezó en la comedia?

Jo, eso lo he pensado muchas veces, y la verdad es que como cuando empecé tenía las mismas ganas que a día de hoy y ya son trece años en los escenarios, sigo teniendo las mismas ganas de subir a un escenario, los mismos nervios, e incluso ahora más si cabe por la presión que nos autoimponemos, pero decirle que siga haciendo lo que está haciendo. Es verdad que tengo la suerte de poder vivir de ello y para mí eso es el éxito, así que decirle que siga trabajando como está trabajando, porque eso es lo que me ha llevado después de once años y medio hasta por fin poder llenar un teatro en Madrid o en cualquier sitio al que iba. 

Llena teatros, y le hemos visto en programas como El hormiguero, en Eitb... En este momento en que El hormiguero y La revuelta compiten por el prime time, ¿le veremos en alguno de estos formatos?

Que te vuelvan a llamar de un sitio en el que ya has estado quiere decir que has dejado un buen poso y sería una noticia buena. Pero no sé, la verdad, si habría posibilidades de entrar en cualquiera de los dos formatos. Creo que está muy bien como está, y salvo que me dé por reventarlo en redes sociales y sea un reclamo ya necesario eso, va a ser difícil que suceda. Pero si sucede yo encantado. Es verdad que a día de hoy consumo más La revuelta, a lo mejor va más con mi tipo de humor o porque me gusta más ese tipo de programa, pero la experiencia y el aprendizaje que tuve en El hormiguero no lo cambiaría por nada. 

Mikel Bermejo. Cedida

Con toda la gente que les sigue a usted y a muchos otros cómicos, con toda la gente que acude a sus shows, han demostrado una cosa: como sociedad tenemos necesidad de reírnos, ¿no?

Sí. Cuando alguien no quiere venir a reír se nota mucho, pero al lado de la persona que no quiere reír, si te das cuenta hay una persona que sí, y yo hace años cuando veía alguien con los brazos cruzados o el rostro serio me obcecaba en que: “Este se va a ir reído”. Muchas veces lo conseguía, pero me daba cuenta de que pierdes la energía que merece otra persona que ha venido con los brazos abiertos. Miro un par de veces a la persona, la intento meter en el monólogo... Si veo que está de que no, paso porque estoy malgastando tiempo y energías de una persona que sí ha venido con los brazos abiertos. Rara vez te encuentras a alguien así, pero la gente viene con muchas ganas de reír, y que siga siendo así. 

¿Qué futuro le augura al humor?

Si nos, dejan muy bueno. Lo que estamos viendo en La revuelta, que cortando algunas palabras o temas está siendo el mismo programa que antes con algunos matices, sigue siendo la misma esencia. Si nos dejan tener nuestra esencia, yo creo que podemos llegar a seguir teniendo un buen humor, prósperos chistes. Así que si nos dejan y los cómicos y las cómicas nos preocupamos de seguir haciendo chistes, esto va para largo.