Tarta de queso, tortilla de patata, rape a la donostiarra, croquetas, mejillones tigre… Muchas de las recetas y platos que suele mostrar Iñaki Tejedor a sus más de 260.000 seguidores en su cuenta de Instagram son viejos conocidos de la gastronomía típica del país. Aparentemente, no tienen nada de especial. ¿Dónde está el truco?
Sin hacer grandes virguerías en la cocina, este urretxuarra de 24 años, más conocido como Iñaki Gastro, corrobora aquel lugar común en el que los clásicos no pasan de moda. Él mismo resume otra de las razones del enorme tirón de sus publicaciones. “La gente ve a un chaval normal y corriente al otro lado de la pantalla, no intento disfrazarme de alguien que no soy”, afirma.
Esa naturalidad le ha llevado a reunir una numerosa comunidad de fans que, según dice, abarca a un público mayoritariamente femenino que le sigue en todo el Estado y Latinoamérica.
Empezó de cero hace más de tres años y medio. Al principio se dirigía a gente nada cocinillas, por lo que recomendaba “recetas fáciles y cosas sencillas”. El joven instagrammer recuerda “perfectamente” el día en el que inauguró su perfil: fue el 10 de septiembre de 2020.
“Llevaba con idea de abrirme la cuenta desde hacía meses, pero por vergüenza o falta de ganas no me atrevía”, explica. “Quería que tuviera un nombre original y le puse lo de gastro pensando que luego lo cambiaría, pero así se ha quedado”. El nombre ha calado tanto que muchos piensan que es su segundo apellido. “Hasta mis amigos de la cuadrilla ya me llaman Gastro”, exclama.
Más allá de colaboraciones muy sonadas con la Real Sociedad (a través de un proyecto llamado Real Cooking) o de cocinar junto al célebre creador de contenidos mejicano Roberto Morales (RobeGrill), apenas ha variado la filosofía. En @inakigastro se sigue defendiendo la cocina tradicional elaborada con productos autóctonos.
“Lo clásico, en general”, matiza. “Como de todo y también disfruto un montón en restaurantes modernos, pero creo que se está perdiendo la esencia de lo local con tanto ceviche y comida cruda. Si voy a Donostia me gusta comer algo típico donostiarra, lo mismo si voy a Sevilla, Granada, Córdoba…”.
El cocinero e influencer defiende la equilibrada oferta gastronómica que encuentra en la capital guipuzcoana. A su juicio, continúa habiendo locales estupendos -“muchos de ellos de toda la vida”- en barrios como Amara o la Parte Vieja.
“En Donostia se sigue cocinando súper bien y tienen éxito entre el público local y el turista”, asegura. En su particular Top 3 donostiarra, Iñaki elige el conocido bar Antonio, Kapadokia (“acaba de ganar el premio a la mejor tortilla de Euskadi”) y un clásico entre los clásicos, el bar Gandarias de la calle 31 de agosto.
¿Qué será lo próximo? “Me gustaría recorrer todas las capitales de provincia españolas y hacer al menos un vídeo de cada uno de los sitios”, responde. Hasta el pasado curso escolar, Iñaki compaginaba su trabajo como profesor de Primaria en UZ ikastola en Urretxu-Zumarraga con su faceta de instagrammer. Ya no. Hace unos meses que se dedica exclusivamente a crear contenidos gastronómicos en redes sociales y espera continuar así varios años más. “A día de hoy es mi proyecto principal, mi trabajo y un hobby con el que disfruto mucho”, culmina.
Viaje
Le gustaría recorrer todas las capitales de provincia españolas para hacer vídeos de su gastronomía.
10 de septiembre de 2020
Fue el día en el que decidió abrir su perfil de Instagram tras darle muchas vueltas.
Profesor de Primaria
Hasta el pasado curso, Iñaki Tejedor trabajaba en una ikastola de Urretxu-Zumarraga.
Perfil Digital
Instagram, Instagram e Instagram. Es la red social predilecta de Iñaki Tejedor. En la larga hilera de stories fijados en la cuenta llama la atención su predilección por las ciudades andaluzas. Tiene una explicación: desde pequeño ha veraneado en el municipio gaditano de Sanlúcar de Barrameda. “Hace un par de años fue declarada capital de la gastronomía”, afirma Iñaki. Con su Iphone 15 y un par de trípodes se basta para elaborar sus famosos reels. ¿Cuánto tiempo le llevan? “Si tardas una hora para una receta, inviertes dos horas en grabar todo el proceso, y a eso se le sumaría una hora de edición de media”, detalla el urretxuarra.