La muerte por cáncer de mama sigue siendo tabú. "Las mujeres no se mueren por ese tumor, parece que siempre fallecen por una larga enfermedad o un accidente", sostiene la escritora y novelista catalana Isabel Franc. "Esta invisibilidad crea un mayor estigma entre quienes padecen la dolencia. Alicia en un mundo real hace de puente entre las personas que están ahí, arropando a las pacientes y que también se suelen sentir impotentes para hablar del tema con ellas. Y el libro lo facilita un poco", reconoce la escritora Isabel Franc, autora de la novela gráfica de referencia sobre el cáncer y sus aspectos sociales.

¿Sufrir un cáncer de mama marca un antes y un después incluso si se ha superado?

En todo en la vida hay un antes y un después; no hay que darle más valor del que tiene. Es una experiencia durísima, porque la vida después del cáncer ya no es igual, pero viene a ser lo mismo, y casi lo es. La vida después de una cosa grave que te pasa nunca es igual, lo que ocurre es que no te puedes quedar en la experiencia de que tu cuerpo ha cambiado; tu cuerpo varía también con la edad, con tus costumbres... y lo que tienes que hacer es aceptar que la situación es esa. Yo funciono igual, salgo, entro, escribo, tengo familia, pareja, un perro...

¿Cuál es el mensaje?

Que no te puedes quedar en la tragedia de ¡Mira lo que me pasó! En todo lo grave que te pasa hay un antes y un después.

¿Ha escrito el libro por su relación personal con este tipo de cáncer?

Sí, yo he hecho el guion y lo ha dibujado Susanna Martín, colaboradora de numerosos medios, entre ellos Píkara Magazin. El libro es totalmente autobiográfico. Pasé por esa experiencia y cuando se acabó no tenía la más mínima intención de hacer una catarsis. Fue mi círculo más cercano el que me animó, porque yo me parodiaba mucho. Y me decían: Todo esto ¿por qué no lo sacas? El sentido del humor igual puede ayudar a gente. Pensé en qué libro me hubiera gustado tener a mí en una circunstancia en la que tienes mucho tiempo para leer y muy poca energía, y como me gusta la novela gráfica, ya que el dibujo siempre dulcifica bastante los temas duros, coincidí con Susana Martín y nos enfrascamos en esta aventura.

Las expectativas de salvación de un cáncer de mama son muy altas, pero aún así hay un gran impacto cuando te lo diagnostican, ¿no?

Es un impacto como el de cualquier otra enfermedad grave que te diagnostican. El cáncer tiene un índice alto de mortalidad, pero realmente cada vez la curación es mayor, y una vez te han dado el alta puedes hacer una vida normal. Hay otro tipo de enfermedades que no se nombran y que tienen secuelas muchísimo más graves.

En Alicia en un mundo real

No hago todo ese proceso cuando voy a escribir un libro. La idea fue contar esa tragedia, porque lo es, desde otra mirada, desde otro punto de vista. Hablo sobre lo que pasa después, y para ello tenía que relatar todo lo que pasa primero, que es muy duro. Lo enmarcamos en un mundo desenfadado donde la amistad es un grandísimo valor, donde todo el mundo se preocupa por Alicia, incluso demasiado. Además, también tenía el deseo de visibilizar la enfermedad en una mujer lesbiana, porque parece que solo les pasa a las heterosexuales. Cuento cómo vive la patología una mujer lesbiana. Alicia, en el libro, no tiene una familia detrás, lo que tiene es la familia alternativa, la red de amigas que está continuamente dándole consejos, que incluso avasallan demasiado, pero que son enternecedoras.

Hay mucha conciencia social que se expresa de diferentes maneras...

Desde luego, y es mucho más interesante analizar un poco las jornadas como las celebradas en el Día del Cáncer de Mama. Está muy bien que se visibilice, que se hable, que se conciencie a la gente, pero hay que analizar desde qué perspectiva lo hacemos. ¿Por qué se hacen carreras solidarias sobre el cáncer de mama y no se hacen por el cáncer de próstata? ¿Qué pasa ahí? ¿Por qué el color rosa? ¿Qué tanto por ciento dedican a la ciencia las empresas con productos que tienen como atractivo el cáncer de mama? ¿Qué tanto por ciento ganan con ese merchandising? Son temas en los que hay que concienciar a las mujeres. Las carreras, los lacitos rosas... A mí me entra urticaria, principalmente porque es rosa, y también por todo lo que conlleva detrás, por la simbología de lo femenino y el merchandising de todas las empresas que están haciendo su agosto en nombre de la ciencia. ¿A quién se está haciendo el juego? Hay que poner la visión en esta construcción que hay del cáncer de mama.

¿Por qué?

Porque afecta a la mujer y desequilibra el orden social: la mujer pasa de ser cuidadora a ser cuidada, y eso desestabiliza a toda la familia. La mujer puede perder una parte de su cuerpo, y de hecho muchas veces lo pierde, que es símbolo absoluto de la femineidad: el pecho. Ahí es donde nos tenemos que parar un poco a pensar. Jornadas como la del Día del Cáncer de Mama tienen que servir, sobre todo, para reivindicar la investigación en la prevención. La detección a través de la mamografía y otros métodos está muy bien, pero es tan importante, o más, saber qué provoca el cáncer de mama, qué incidencia medioambiental hay, y qué productos pueden ser cancerígenos y estamos utilizando habitualmente.

Este tipo de cáncer suele aparecer en una edad donde el impacto estético para la mujer es una ducha de realismo.

Sobre el impacto estético tenemos que tener otro tipo de mirada. ¿Por qué debemos de tener cuerpos perfectos? En todo caso, ese cuerpo perfecto lo es ahora, pero en la época de Rubens no lo era, y en la prehistoria menos. Cada momento histórico, como se subraya en la novela de Alicia, tiene sus cambios en la estética. Las mujeres hemos tenido que ensancharnos, encogernos, ponernos pecho, quitárnoslo... Dejémonos de historias: yo tengo el cuerpo que tengo ahora y lo quiero lucir tal como es. De hecho, yo no me hice reconstrucción mamaria, me tatué una lagartija, porque no quería meterme otra vez en un quirófano por motivos estéticos, y de alguna manera quería decorar esa zona para invitar a la gente a mirar mi cuerpo diferente con toda tranquilidad, porque la gente te va a mirar igual; siempre observamos los cuerpos distintos con una mirada morbosa: qué tiene, qué le falta, qué le sobra... Si mi cuerpo ahora tiene michelines, no pasa nada.

¿No es ilusionante volver a vivir después de un diagnóstico de cáncer?

Igual de ilusionante que después de una pandemia, por ejemplo. Insisto en que la vida es un viaje en el que hay tormentas, momentos de calma, oasis€ Hay de todo. Parece que le damos a veces un valor a la enfermedad que no tiene. A mí, mucha gente me dice. Oye, tu has podido escribir este libro gracias a la enfermedad. Gracias, no, a pesar de la enfermedad, porque la enfermedad no ha podido conmigo. El mérito no es el cáncer; la heroína soy yo. No me ha quitado ni el sentido del humor ni las ganas de seguir viviendo con la misma alegría.

Pero muchas veces se pide a las mujeres con cáncer que sean heroínas.

Sí, y de hecho, la portada de mi libro es una antiheroína total. Otra cosa que para mí sea muy desagradable toda la metáfora bélica que hay: la lucha, que libras una batalla contra el cáncer, que eres una superviviente... Pues no, yo estoy librando batallas todos los días, por ejemplo contra el tráfico, contra la contaminación... O nos tomamos la vida como una lucha o como un viaje, y con las reivindicaciones que sean necesarias en cada momento.

Han diseñado nuevos sujetadores para mujeres mastectomizadas. ¿Esto es merchandising?

Cada una es muy libre de hacer lo que considere que tiene que hacer para estar bien con su propio cuerpo. Si no quieren meterse en un quirófano y prefieren los sujetadores con prótesis, perfecto; si desean la cirugía y ponerse una teta magnífica, perfecto también; que quieren arreglarse las dos, pues que lo hagan; que no quieren hacer nada, pues que no lo hagan. Donde pongo el foco es en mentalizar a la gente de que la estética es totalmente impuesta, que se exige en un momento histórico de una manera determinada, que no tiene nada que ver con la sociedad de otro tiempo y que, por lo tanto, debemos tender a esa libertad de tener el cuerpo que queremos o podamos tener, y por tanto lucirlo como nos dé la gana.

Entre los efectos del Covid-19 se observa que las mujeres diagnosticadas de cáncer de mama siguen siendo atendidas, pero hay una alarmante parada en los procesos de cribado. ¿Esto es algo de lo que no se escribe?

Con el Covid se están produciendo muchas cosas que tendríamos que decir. Entre otras, que hay enfermedades más allá del coronavirus. Siguen los infartos, hay cáncer, diabetes, hipertensión, ictus€ Ahora estamos focalizados en esto, pero existen otras muchas cuestiones que se están dejando atrás. Sin embargo, insisto en que la detección es muy importante, pero tanto o más lo es la prevención. Los estudios hay que hacerlos para ver qué provoca el cáncer y frenarlo. Hay grandes intereses de numerosas compañías, entre ellas las farmacéuticas. Tenemos que focalizar nuestros esfuerzos en la prevención.

Las palabras real y real realidad

Las palabras En un mundo real del título del libro vienen un poco en contraposición al libro de Alicia en el país de las maravillas. Nuestra Alicia no vive en el país de las maravillas, vive en un mundo real y se ha encontrado con una realidad. La Alicia de Lewis Carroll se aburre en el mundo real y cuando entra en esa cueva de fantasías pasa todas sus aventuras, mientras nuestra Alicia es todo lo contrario, pasa muchas aventuras y cuando entra en el túnel de la enfermedad se frena.

¿Con el libro quiere lanzar un grito de ilusión realista?

Sobre todo lo que quiero lanzar es otra visión, no frívola, sino desdramatizadora. Yo no me puse a tocar las castañuelas cuando me dieron el diagnóstico. No quiero frivolizar, solo deseo enseñar esa realidad desde una visión desdramatizadora, porque creo que eso ayudará a todo el mundo. Y eso no quita que las mujeres que tienen el diagnóstico no tengan el derecho a llorar, a tener rabia, a enfadarse, a gritar, a hundirse, a lo que sea€ Es un poco el efecto piscina: cuando lleguen al fondo, patada y a flote. Ese es el mensaje que queremos ofrecer.

Al hilo de esto, la frivolidad de un libro humorístico de viñetas, ¿ayudará a esas mujeres a integrarse mejor en la vida social?

Más que frivolidad es la desdramatización. Hemos recibido infinidad de mails y de mensajes cuando nos encontrábamos con la gente en las presentaciones del libro, o firmándolos, de mujeres que nos daban las gracias por haberles hecho reír en momentos tan duros. Esa es la mejor recompensa que puedes tener. Cuando te dicen: Me he leído tu libro y me ha acompañado en la enfermedad. Alicia acompaña. Me he sentido identificada y me has hecho reír cuando estaba hecha polvo. Esto te emociona y te llena de satisfacción.

Portada del libro.

PERSONAL

Nacimiento: Barcelona, 1955.

Profesión: Escritora y novelista

Género: Literatura lésbica.

Novela: Debutó con su novela Entre todas las mujeres, finalista del Premio La Sonrisa Vertical. Es autora de la celebrada Trilogía de Lola Van Guardia, traducida a varios idiomas.

Novela gráfica: Alicia en un mundo real (Ed. Egales), con dibujos de la ilustradora Susanna Martín, es su primera incursión en el mundo de la novela gráfica. Alicia será adaptada al teatro en una obra que dirigirá Teresa Urroz con la presencia de destacadas actrices catalanas.

Estilo: Se caracteriza por el sentido del humor, y combina la sátira, la ironía y la parodia en un universo donde las mujeres son las protagonistas.