Siempre ataviados con la bata roja que les caracteriza, los Casacas Rojas no son simplemente amantes de la gastronomía: son unos verdaderos apasionados del buen comer, del vino y, por supuesto, de compartir esos momentos con los demás.
Nacieron en 2003, y desde entonces, lo único que han hecho es gozar y celebrar la gastronomía de una manera única, sin pretensiones. No son críticos, solo disfrutan al máximo de cada bocado, de cada copa, y, lo más importante, de cada momento vivido alrededor de la mesa.
La historia de este grupo privado comenzó en Barcelona en 2003. Pero antes de que los chefs más influyentes del país supieran de su existencia, ellos ya se deleitaban con los manjares de los grandes. ¿Cómo empezó? A través de la amistad de Gregori Salas y Josep Vilaseca. “Nos conocimos de pequeños y siempre tuvimos esa locura por la cocina”, recuerda Gregori. “La idea de los Casacas Rojas nació por casualidad, sin un plan maestro, solo con el deseo irrefrenable de disfrutar y compartir su amor por la gastronomía, como una forma de llevar nuestra pasión a otro nivel. En 2003 conseguimos una mesa en El Bulli para los dos, y la temporada siguiente la mesa pasó a ser para ocho personas, con la compañía de Rafael Ansón, ex Presidente de la Real Academia Española de Gastronomía. Ese fue nuestro primer gran festival”, relata.
En esa ocasión, los Casacas Rojas acudieron disfrazados de toreros, homenajeando al emblemático toro que presidía el pase del espacio de la Cala Montjoi. No solo su atuendo fue memorable, sino también su forma de llegar: “Fuimos en todo tipo de vehículos, desde los más comunes hasta yates, veleros, e incluso un coche anfibio. Solo nos faltó llegar en submarino”, añade entre risas Gregori, mostrando el carácter jovial que siempre ha definido al grupo. Así comenzaron lo que se llamaron las bullinadas.
222 miembros
Esta asociación exclusiva y que huye del postureo ha sido, desde su creación, una asociación privada sin ánimo de lucro, y eso les da un toque de exclusividad que es clave para su identidad. En 2006, se estableció un reglamento interno: solo habría la cifra canalla de 222 miembros.
Con el tiempo, los Casacas Rojas se ha convertido en un club de gourmets y hedonistas como pocos. ¿Y qué hacen los Casacas Rojas? La respuesta es sencilla: ¡comer y celebrar la vida a lo grande!
Pero no nos referimos a cenas convencionales. Estamos hablando de festivales. Uno de los momentos más emblemáticos del grupo fue la cena de 2010 en la plaza de toros Monumental de Barcelona, donde más de 50 miembros se sentaron en una mesa gigante en forma de U, llegados en carruajes a caballo desde la vinoteca de Quim Vila con proveedores de renombre como Joselito entre ellos.
Con estrella Michelin
Otro que pasó a la historia fue el año pasado, donde reunieron a cuarenta de chefs de estrella Michelin del Estado en el Club Natació Barcelona con una asistencia record de 500 personas, un encuentro multitudinario con los cocineros que han participado en estos 18 años de historia.
Lugares de referencia
Los Casacas Rojas también tienen sus templos, lugares sagrados donde celebran su amor por la gastronomía. Uno de estos es el Asador Etxebarri, un lugar al que nunca faltan en su calendario anual. Y no es solo el asado lo que los atrae, sino la posibilidad de disfrutar de la cocina de Bittor Arginzoniz rodeados de txalapartaris y bertsolaris, en un homenaje privado al chef vizcaino en el 2022.
Así mismo, son exitosos los Zeberio´s Tour, donde el maestro de Ataun Mikel Zeberio les realiza un recorrido por cualquiera de los templos que rodean el Estado.
Pero si hay un evento que haya quedado grabado en la memoria de los Casacas Rojas, ese fue el homenaje realizado en el emblemático restaurante Via Veneto de Barcelona.
Este lugar fetiche del grupo ha sido testigo de muchos de sus encuentros más especiales. Sin embargo, lo que sucedió en 2017 superó cualquier expectativa. Homenajeando el excentricismo de Salvador Dalí cuando entró en 1970 con un caballo disecado de tamaño real en el entonces llamado Hotel Ritz, el Palace en la actualidad, los Casacas Rojas decidieron sorprender a todos con una actuación única: un hombre entrando a caballo real en el histórico restaurán, rememorando aquella famosa imagen surrealista que Dalí creó en su tiempo.
El futuro de este grupo está asegurado, y es que la nueva generación, los Casacas Rojas Junior ya está pisando fuerte. Dirigidos por la joven Ariana Ruiz, este subgrupo está formado por jóvenes de entre 18 y 30 años que comparten el mismo entusiasmo por la gastronomía, pero con una cuota más asequible. “Queremos asegurar que la magia de los Casacas Rojas continúe”, dice Gregori. “El grupo está lleno de energía, y ver cómo los más jóvenes se incorporan con tanta pasión es algo que nos llena de orgullo”.