En un mundo cada de vez más preocupado por la salud como por los modos de consumo, crecen los informes que aconsejan eliminar, el consumo de carnes ultraprocesadas, reducir el de las llamadas carnes rojas a la vez que se inclinan más por las carnes blancas, especialmente las de aves. Y no solo por ser de menor riesgo de enfermedades como cardíacas, diabetes o cáncer, también por que su huella en el medioambiente es menor.
En un paso más en esta línea, la Universidad de Harvard, de Estados Unidos, ha publicado un artículo en que, con este razonamiento, aconseja el consumo de peces de pequeño tamaño, fijándose especialmente en los más característicos de la dieta mediterránea, la sardina, las anchoas, el verdel y el mejillón. De estos pescados dice que al ser más pequeños, el riesgo de encontrar metales es bastante menor que en los más grandes como el atún, el salmón o el pez espada. La autora del artículo, la profesora Julie Corliss, también afirma que el pescado “es mejor para el medio ambiente que la carne porque consumen menos terrenos y recursos además de generar menos gases invernadero”.
Como en la mayoría de los casos, es preferible comerlos frescos, pero no siempre es posible, por lejanía de la costa, o por no ser de temporada. Por ello las conservas son una excelente solución, ya que su calidad es muy buena, son más baratas que el fresco y pueden llegar más lejos.
De las sardinas en lata asegura que la versión en aceite resulta muy práctica en la cocina, además de que al cocerse las sardinas dentro de la propia lata, a las proteínas y otros micronutrientes que contiene, como hierro, vitamina B12 y ácidos grasos omega 3, se une un aporte extra de calcio a comerse con las espinas, que durante la cocción han quedado muy blandas y se pueden comer sin problemas. Para su consumo propone disfrutarlas sobre un sencilla tostada de pan crujiente con unas gotas de limón o en bocadillo preparadas con la misma receta que una ensalada de atún, pero sustituyendo a este.
Sobre las anchoas describe las mismas virtudes que de las sardinas, pero recomienda evitar su consumo en salazón, especialmente a la que a las persona con hipertensión o que lleven una dieta baja en sal.
La caballa, el tercer pescado de la dieta mediterránea recomendado, que en su versión fresca aquí conocemos como verdel y dejamos este nombre para la conserva, recomienda retirar las espinas antes de llevarlo al plato ya que por lo general son más duras que las de los dos anteriores y no se puede comer. De el dice que es fuente de selenio, fósforo y potasio.
Pasando de los peces a los moluscos, la estrella es el mejillón, cuya conserva resulta más fácil encontrarlo en las estanterías de los supermercados. Otros vivalvos tienen similares valores nutricionales beneficiosos para la salud como las ostras o las almejas, pero no son fáciles de encontrar en conserva. Mucha proteína y poca grasa lo hacen saludable, aunque la asuencia de omega 3 los pone en desventaja frente al pescado azul.