Las solemos ver en las pescaderías, en el rincón de los mariscos, atadas en manojos como si fueran puerros. Son las navajas, o sus primos el muergo y el longuerión. Su aspecto alargado y estrecho, su color apagado y su interior alargado y tubular es muy distinto de muchos de los moluscos que protagonizan recetas y menús festivos.

Pero su popularidad como aperitivo en muchos pueblos costeros, especialmente en los que se dedican al marisqueo, debería lograr que las miremos con ánimos culinarios.

A ello hay que añadir su gran valor nutricional, que la meten directamente en cualquier dieta que opte por aportar minerales como calcio, yodo, fósforo, magnesio y potasio, así como el muy interesante omega 3. En concreto, la Federación Española de Nutrición explica que "una ración de este molusco cubre el 29% de las ingestas diarias recomendadas de fósforo al día para hombres y mujeres de 20 a 39 años que realizan actividad física de intensidad moderada".

También contiene vitaminas A, C y B. Sobre esta última, los nutricionista informa de que "el aporte de vitamina B de una ración de las mismas es casi seis veces superior a la ingesta diaria recomendada", afirman.

Su preparación

Una vez en casa, una de las primeras cosas que hay que hacer es depurarlas. Son moluscos que viven enterrados en la arena, por lo que es muy importante purgarlas de ella. A nadie le gusta masticar granitos de arena.

La manera habitual es sumergirlas en agua, a poder ser de mar, si no, se le agrega una buena cantidad de sal al agua del grifo. Un truco es que se mantengan en posición vertical, su posición natural para facilitar que se abran y vayan soltando la arena. El proceso puede durar un par de horas y se debe cambiar el agua varias veces para que no se agote el oxigeno y mueran. Pasado este tiempo, sacarlas y escurrirlas bien sobre papel absorbente o un trapo de algodón.

Las recetas

Además del clásico navajas a la plancha, fácil, rápida y sabrosa, admite tantas preparaciones como otros moluscos. Hoy vamos a proponer tres.

1. Navajas al vapor

Ingredientes:

  • Navajas
  • 100 ml de aceite virgen de oliva
  • 2 dientes de ajo
  • 1 vaso de vino blanco
  • 2 hojas de laurel
  • Una cucharada de perejil fresco picado
  • Sal gorda o en escamas

Elaboración

Es muy sencillo. Primero se prepara el aliño, la salsa. Pelar y picar muy fino los ajos. Hacer lo mismo con el perejil y echar ambos ingredientes a un vaso de batidora al que se le añade el aceite y la sal. Batir hasta que quede una salsa homogénea. Reservar.

En una cacerola en la que entren todas la navajas con cierta holgura poner un poco de aceite, sal y un vasito de vino blanco. Cuando empiece a hervir, introducir las navajas y el laurel. Tapar y dejar cocer durante un minuto. Apagar el fuego y sacar las navajas a una fuente sobre la que se puede verter el caldo colado que quede en la cacerola y el aliños que hemos reservado

2. Navajas a la marinera

Otro clásico con un básico de la cocina de costa.

Ingredientes

  • Dos docenas de navajas
  • Aceite de oliva
  • 1 cebolla pequeña
  • 1 diente de ajo
  • 1 hoja de laurel
  • Medio vaso de vino blanco
  • Pimentón dulce
  • Perejil picado
  • Sal

Elaboración

Picar fino la cebolla y el ajos que vamos a poner en una sartén con dos cucharadas de aceite de oliva. Cuando comiencen a dorarse, se le añade el pimentón dulce, el vino, el perejil y un poco de sal. Que siga haciéndose hasta que la cebolla quede blanda. Tardará un cuarto de hora. Introducir las navajas y esperar a que se abran. Unos minutos bastarán. Si alguna no se ha abierto, desecharla. Presentar en una fuente con toda la salsa.

3. Navajas al horno

No es lo más usual, pero si se hornean vieiras y zamburiñas, ¿por qué no navajas?

Ingredientes

  • Medio kilo de navajas
  • 3 dientes de ajo
  • Perejil fresco
  • Aceite de oliva virgen
  • Vino blanco
  • Sal al gusto
  • Pimienta molida al gusto

Picar finos los ajos y el perejil, añadir la sal y la pimienta molida en el momento, el vino blanco y, se mezcla todo bien.

Una vez escurridas las navajas, se colocan en la bandeja del horno o en una fuente para horno, se riegan con la salasa de ajo y perejil y se le añade un chorrito de aceite por encima. Llevar al horno, que se ha precalentado a 200º, y en cinco minutos estarán listas para sacar a la mesa y disfrutarlas.