Desde el pasado 24 de julio, víspera del día de Santiago, más de una veintena de atracciones y otros tantos puestos de comida y juego conviven en el recinto ferial de Mendizabala, que, un año más, vuelve a convertirse en una oferta de ocio atractiva –alternativa a la del centro– para cuadrillas de amigos y familias con txikis durante las fiestas de La Blanca.   

Sin ir más lejos, es por la tarde noche cuando se nota una mayor afluencia de gasteiztarras porque esperan a que el abrasante sol de estos días duerma. Aunque también hay quienes prefieren acudir un poco más temprano, sobre todo jóvenes, para evitar colas en las barracas con mayor reclamo; como son el Rocket y otros clásicos como el Saltamontes y la Olla.

Además, este año, como gran novedad, se ha instalado una montaña rusa con rápidos de agua, bautizada como El nuevo río vacilón, que ya se ha consolidado como una de las preferidas por los jóvenes. De esta forma lo asegura Iraide, de 18 años, a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. "Tanto a mí como a mis amigas nos ha gustado mucho. Está bien que traigan nuevas barracas, porque las de siempre ya las hemos probado mil veces", asegura sonriente.

En imágenes: Las barracas llenan de luz y de color La Blanca DNA

Además, las hay para todas las edades; once para público adulto, que además de las citadas arriba repiten otras veteranas como el Dragón o Autos de Choque y otras 14 propuestas para los pequeños de la casa, como camas elásticas, noria infantil, baby volador, pista multijuegos, Jump Stick o Jumping.

Asimismo, en una de las arterias laterales del recinto, distinguido por enormes carpas blancas, el circo Rossi Show Time anuncia sus espectáculos, pensados para toda la familia.

Precios no tan asequibles

Eso sí, los precios que presentan no son tan asequibles para los bolsillos. Y es que la barraca de agua, por ejemplo, asciende a seis euros, mientras que el resto de las atracciones destinadas a la población adulta están entre los cuatro y cinco euros. "Se nota que todo ha subido, pero aún así la gente sigue viniendo y la verdad es que me parece bonito mantener esta tradición. Es otra forma más de disfrutar en familia", sostiene por su parte Marta, madre de dos txikis que esperan para subir a la noria infantil.

Lo cierto es que la subida de precios también se nota en la zona de hostelería y en los 16 puestos de alimentación instalados. Sin ir más lejos, la docena de churros ya se vende a siete euros. Pese a ello, y el bochorno de estos días, hay quien se anima a degustar esta masa frita mientras realiza el circuito.

En imágenes: Las barracas llenan de luz y de color La Blanca DNA

Aunque sin duda, lo que triunfa estos días, es el puesto de helados. Tampoco se quedan atrás los food trucks y las icónicas casetas de vinos; capaces de retener a cuadrillas y familias durante un rato largo disfrutando de su vino dulce.

También calienta sus motores cada mediodía, y horas antes de la noche, la zona de hostelería, inconfundible por el olor de sus asados. Aunque hay quien prefiere llenar la panza con una opción más rápida y que les permita seguir recorriendo el reciento; como pueden ser bocadillos, hamburguesas así como una deliciosa patata asada rellena; todo un clásico.

Asimismo, solo la mítica tómbola Antojitos o el bingo son capaces de reunir a tantos gasteiztarras día sí, día también ante su puesto. Prueba de ello es la cantidad de cartones que descansan sobre el suelo. Asimismo, los puestos de tiros, en sus diferentes formatos, también invitan a probar a los transeúntes.

Descuentos este domingo

El Ayuntamiento y la Asociación de Feriantes han acordado mantener las jornadas de precios populares. Sin ir más lejos, este domingo día 10 será la última jornada para poder disfrutar de los descuentos en las diferentes atracciones.

En imágenes: Las barracas llenan de luz y de color La Blanca DNA

Además, recordar que por segundo año consecutivo, se habiitaron dos jornadas inclusivas pensadas para personas con Trastorno del Espectro Autista y otras condiciones de sensibilidad sensorial. Durante esas sesiones, las barracas funcionaron sin música ni sonidos fuertes, ofreciendo así un entorno tranquilo, accesible y respetuoso.