La entrega de la Medalla de Álava a Luis de Lezama se aplaza por el apagón
Al no haber luz, no se ha podido realizar este lunes, día grande de Álava, el homenaje previsto por la Diputación Foral en el Artium
Quién lo iba a decir que en uno de los San Prudencios más luminosos de todos los que se recuerden, Álava, en el día de su patrón, se iba a quedar a oscuras. Pero lo hizo y esta vez no porque volviera a hacerse realidad el apodo del santo meón, sino por culpa de un apagón masivo que también dejó sin luz al territorio justo a la hora que la Diputación Foral iba a proceder en el museo Artium a la entrega de la Medalla de Álava, el más alto honor que se puede conferir en el territorio, al sacerdote, empresario hostelero y escritor Luis de Lezama.
Álava despierta en San Prudencio en clave de zortziko y con un txupito de moscatel como desayuno
"Habrá que hacerlo a viva voz" o "podemos ir abriendo ventanas", era el plan "B" que iba improvisando la organización para este tributo a Lezama por su "persona, obra y legado", tal y como lucían las letras de las paredes tras el atril donde estaba previsto que subieran a recoger este reconocimiento póstumo su hermano Pedro y el presidente de su fundación, Jon Urrutia Palacio, puesto que el homenajeado falleció a comienzos de año.
Bajo un sol de justicia
Sin embargo, a medida que iban pasando los minutos, no se iba haciendo la luz, así que los invitados, que no eran pocos, entre ellos, la docena de familiares de Lezama que tenían reservadas sillas, así como una amplia comitiva de autoridades forales, municipales y representantes de asociaciones, como Ascudean o Afaraba, iban arremolinándose, en corrillos, a las entradas del edificio de la calle Francia.
Salvo Podemos, que ya anunció que no acudiría por el "marcado carácter elitista" de este sacerdote de Amurrio.
Por su parte, algunos integrantes de la Banda de Txistularis y Trompeteros se sentaban resignados en uno de los bancos de la entrada.
Y la conductora del acto, la periodista Eva Domaica, en la parte que le tocaba, no dejaba de dar vueltas para ayudar en cuanto pudiera.
Curiosamente, bajo un sol de justicia, con el que calentaba el astro rey desde las 12.30 horas hasta las 13.30 horas, que es cuando, finalmente, al diputado general, Ramiro González avisó que no quedaba otra que posponerlo para otra ocasión.
Si bien, invitó a todos ellos al cóctel previsto, porque, al menos, el vino blanco con el que muchos de los presentes brindaron sí que pudo seguir fresquito a esa hora.