El cierre del centro cívico Judimendi durante cerca de año medio, fijado por el Ayuntamiento de Vitoria en el calendario para últimos de junio, sembrará “preocupación”, en palabras de la asociación vecinal, Judimendikoak, a una gran parte del vecindario que acude a este espacio para desarrollar sus actividades, disfrutar de un rato de lectura o simplemente como punto de encuentro con otros usuarios y usuarias.

Sin ir más lejos, por el de este barrio veterano pasaron 365.000 personas en 2024, según los datos que manejan desde el Consistorio gasteiztarra. En este sentido, los trabajos tanto en el interior como exterior del edificio pretenden mejorar la seguridad, la accesibilidad y la eficiencia energética del espacio; por 4,2 millones de euros.

Para Loli, vecina del barrio, es necesario que lo reformen. “En los años que lleva no se le ha hecho nunca nada”. “La pega va a ser para las que venimos, a ver a dónde vamos”. comenta esta vecina que acude a clases de aquagym un par de veces a la semana.

Exterior del centro cívico Judimendi

Respecto a las alternativas que hay sobre la mesa –los centros cívicos de Arana, Hegoalde y Salburua– opina que “el problema serio que tienen” estos espacios, en general, es que las actividades que tienen “son pequeñas y no cubren” la demanda existente. “En los sorteos te quedas atrás en todo, es la pega que yo veo”. “Todos los centros cívicos se quedan escasos en actividades”, comenta Loli a las puertas del centro.

En ese mismo punto, Lorena Moreno explica a este diario que es usuaria de la piscina del complejo de Judimendi – a la que acude unos tres o cuatro días a la semana, y asegura que durante los 15 meses que tiene previsto durar la obra, “la va a echar de menos”.

En imágenes: Vecinos y comerciantes de Judimendi opinan sobre el cierre temporal del centro cívico DNA

“Voy a tener que cambiar de centro cívico, no sé si se podría hacer de otra manera o no”. “Las duchas y los vestuarios están bastante viejillos”, admite la usuaria.

Por su parte, Julián Macías asegura que no hay día que no frecuente la piscina desde su apertura en 1990. “Considero que si la tienen que hacer (la reforma), pues la tienen que hacer, esto ya lleva casi cuarenta años. ¿Qué nos va a fastidiar? Sí, pero la vida es así”, sostiene el veterano.

En imágenes: Vecinos y comerciantes de Judimendi opinan sobre el cierre temporal del centro cívico DNA

“Yo siempre vengo a este, y si hay alguna competición voy a Salburua. No tienen nada que ver, me gusta más este. También es la costumbre”, asegura el vecino. Asimismo, ya contempla Mendizorroza o a Hegoalde como otras opciones donde desarrollar su práctica acuática.

“Me va a hacer mucho daño”

La suspensión temporal del espacio referente en Judimendi no solo alterará la normalidad de puertas adentro, sino que también repercutirá en la afluencia de clientes por los locales hosteleros cercanos. Como es el caso del bar La Chiquita, uno de los más próximos al centro. Detrás de la barra, Raquel Cortés, expone que “ya se hablaba de ello el año pasado”. Sobre la reforma, apunta que “sin duda”, se necesita. “Se usa mucho, pero ahora los vecinos están mosqueados y pendientes de saber dónde se van a hacer las actividades, la piscina”.

En imágenes: Vecinos y comerciantes de Judimendi opinan sobre el cierre temporal del centro cívico DNA

"A mí me va a hacer mucho daño"

Asimismo, asegura que, a su negocio, esta medida va a afectar “muchísimo”. “Por las tardes vienen al bar gente que sale de la piscina, de cursillos y, mientras que los niños están nadando, hay padres y madres que se toman algo aquí. A mí me va a hacer mucho daño”, sostiene la hostelera gasteiztarra.

Fuera del establecimiento, María José Fernández, vecina de Arana, señala que su hija acude a clases de dibujo en y, que ella, va a nadar de vez en cuando. “La gente que está habituada a venir aquí, se va a quedar sin él”. Aún todo, cree que “todo hay que reformarlo”. Asimismo, apunta el polideportivo Aranalde como buen espacio para darle uso, a pesar de no disponer de piscina cubierta.

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Falta de “propuestas claras”

Por su parte, la secretaria de la asociación vecinal Judimendikoak, Marije Kortabitarte, comparte en conversación con este periódico que en el propio auzogune celebrado el pasado viernes “se habló que lo se prima es la seguridad”. “Entiendo que el bienestar y la seguridad es un punto muy importante, pero creo que el Ayuntamiento tendría que haber valorado mantener antes una comunicación con las asociaciones, el Bizan y otros grupos del barrio para comentar que este cierre iba a ser necesario y qué opciones planteaban al respecto”.

En este sentido, apunta que “Judimendi se queda cojo, no tiene otros locales donde la gente pueda reunirse, estudiar y disponer de otros recursos”, expone Kortabitarte, quien subraya que se este lugar es punto de encuentro para mucha gente mayor frente a la soledad y también para familias con niños que practican alguna modalidad deportiva, como el club de natación.

A su juicio, el Gabinete Etxebarria debería “haber planteado ya unas propuestas claras”. De hecho, apunta que la reubicación de los servicios en otros centros cívicos de Gasteiz, tales como Arana, Hegoalde o Salburua, “no quedan tan cerca” de la barriada, en la que asegura que la media de edad “va subiendo”. Y, respecto la oferta de actividades y cursos, concluye que “los centros cívicos dan lo que dan”.