El pequeño comercio o los mercados de barrio ofrecen valiosas posibilidades tanto al comprador como al vendedor; el primero al adquirir productos únicos y al emprendedor dándole la opción de continuar con su proyecto de negocio. Incluso da la oportunidad al sector comercial de crecer con amplitud. Dos de estos comercios más demandados en la ciudad son los conocidos de Santa Bárbara y Simón Bolivar.

DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA habla con varios comerciantes de ambos mercados para conocer las historias, inquietudes y anécdotas que se esconden tras los pequeños mostradores que separan al vendedor del comprador.

Ernesto es uno de esos comerciantes veteranos que con frío y con calor, ve a los vecinos pasar por su mostrador. Aunque muchos de estos viandantes son ya sus clientes habituales, los que le compran el pan que con tanto mimo y calor cocina a fuego lento.

Su rostro es ya conocido para los viandantes que pasan los jueves y sábados por este mercado situ en Santa Bárbara. No en vano, desde que comenzó su aventura hace 20 años, Ernesto ha trabajado incansablemente para ofrecer a sus clientes una variedad de panes frescos y sabrosos.

Ernesto en la Plaza Santa Bárbara

Su amor por la panadería es evidente en cada pieza que sale de su horno, y su entusiasmo por el trabajo es contagioso. “Para llenar este mostrador de pan necesito cerca de 14 horas de trabajo”, dice.

Pero lo dice no desde el cansancio, más bien desde el orgullo. “Antes se vendía mucho más el integral, cuando empecé yo haciendo pan integral apenas había gente que hiciera este tipo de pan. Ahora somos muchos los que vendemos pan integral y hay más oferta en más sitios”, explica.

“Este es un mercado con mucha vida... por eso seguimos aquí haga frío o calor... Llevo más de 20 años y me gusta mucho seguir viniendo y trabajando aquí”

A lo largo de los años, Ernesto ha construido una sólida relación con sus clientes convirtiéndose en un pilar del mercado. Su dedicación y pasión por su oficio no solo han hecho de su pan un favorito local, sino que han permitido que durante más de dos décadas pueda seguir viviendo de algo que le apasiona.

“Este es un mercado con mucha vida... por eso seguimos aquí haga frío o calor”, valora. Y reconoce que en los días de invierno de mayor frío el número de clientela baja “pero sigue habiendo mucha gente que es fiel y cada jueves y sábado se acerca a nosotros”.

Cerca de Ernesto Isabel asiente con su cabeza sus declaraciones y ratifica línea por línea. Son vecinos todos estos años, aunque de productos diferentes. Y es que al buen pan le hace falta un buen vino, justo lo que cosecha ella. Isabel, una apasionada vendedora de vino con 20 años de experiencia en el mercado Santa Bárbara y según cuenta está lista para sorprender a sus clientes con una nueva creación: un vermut casero diseñado especialmente para mujeres.

“Dentro de poco sacaremos a la venta un vermut casero que estará dirigido especialmente a las mujeres por su sabor más suave”

Este vermut es para ellas “porque es más dulce y suave”, dice. Y estará listo a la venta en los “próximos días”, después de mucho esfuerzo y trabajo. Junto a su marido, Isabel gestiona una bodega familiar donde preparan y venden su vino, asegurando que cada producto refleje la calidad y el sabor del amor que ponen en este arduo y laborioso trabajo.

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Puesto de verduras

En el mercado Santa Bárbara, Sofian y Antoni se han convertido en un referente en la venta de verduras, trabajando sin descanso para ofrecer a sus clientes productos frescos y de su huerta.

Su puesto, ubicado cerca de los stands de Ernesto e Isabel, es conocido por su amplia variedad de verduras, pero en este momento, las alcachofas son las verdaderas estrellas, vendiéndose a 9.50 euros el kilo.

“Ahora mismo es lo que más se vende porque es lo de temporada y lo que más nos piden”, comentan. “Este mercado es un 10/10”, afirman Sofian y Antoni con una sonrisa. “La clientela es fija y siempre regresa por nuestras verduras frescas.

Antoni en la plaza Santa Barbara

“En este mercado trabajamos muy bien, la clientela es fija y nos acompañan y visitan semanalmente; le damos una puntación máxima”

Aquí hemos construido una relación de confianza con nuestros clientes, lo que hace que las ventas sean constantes y no nos podemos quejar de nada. Estamos muy contentos con nuestro trabajo en este mercado”, dicen sin parar de vender. Aunque también participan en otros mercados como en el de Lakua o Simón Bolivar, los dos amigos coinciden en que las ventas en esos lugares son más flojas.

“Aquí en Santa Bárbara, la energía es diferente, tenemos mucha más clientela, la verdad es que a este mercado no podemos ponerle ninguna queja más que dar las gracias a todos los clientes que todas las semanas vienen aquí para comprar sus verduras... En Lakua, por ejemplo, trabajamos peor... le damos un 5 de 10”, comentan.

Ángel

En el mercado Simón Bolívar, Ángel se ha convertido en el referente para quienes buscan plantas y frutales. Con una amplia variedad de productos, ha comenzado a notar estos días un aumento en la demanda de artículos para la huerta, como cebolletas y tomates, que poco a poco están generando ventas porque se acerca la fecha para las huertas. Además de las hortalizas, su puesto también ofrece frutales, por ejemplo enormes limoneros.

“Es importante que les explique a los clientes dónde quieren ponerlas, ya que los limoneros no plantan bien en Vitoria debido al clima”

Sin embargo, antes de cada venta, Ángel se asegura de que sus clientes estén bien informados sobre el cuidado de estas plantas., ya que no todas valen para ser plantadas en la ciudad ni en el territorio alavés “Es importante que les explique dónde quieren ponerlas, ya que los limoneros no plantan bien en Vitoria debido al clima”, aclara.

“Estoy aquí para vender pero no para timar, así que con mucho gusto explico a mis clientes cómo se cuidan, dónde deben plantarse... un poco toda la información que necesitan”. Así, con su conocimiento y pasión por la jardinería, Ángel no solo vende plantas, sino que también educa a sus clientes sobre cómo cuidarlas y mantenerlas saludables.

En un mundo donde los recursos son limitados y la sostenibilidad se ha convertido en una prioridad, los pequeños comercios juegan un papel fundamental en la promoción de la economía circular. Este modelo económico busca reducir el desperdicio, maximizar el uso de los recursos y fomentar prácticas responsables que beneficien tanto al medio ambiente como a la ciudad de Vitoria y los gasteiztarras.