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"Solo pedimos que les dejen morir en su casa"

Familiares de siete personas ancianas con graves demencias y deterioro piden al Ayuntamiento que paralice el traslado de sus mayores del CIAM San Prudencio a residencias forales

"Solo pedimos que les dejen morir en su casa"Jorge Muñoz

Charo, Monse y Arrate son familiares de siete personas ancianas, con una media de 90 años y un gran deterioro cognitivo.

Bene, Juli, Miguel, Loli, Felisa, Mariluz y Sebas viven en el ala izquierda de la primera planta de la residencia San Prudencio de Vitoria.

A partir del 7 de enero van a ser trasladadas a residencias forales, ya que es la Diputación de Álava la que tiene que hacerse cargo de los ciudadanos con grados 2 y 3 de dependencia.

Entre lágrimas

La decisión no gusta nada a las familias y, por ello, han decidido mostrar su desacuerdo en sede municipal, para pedir al Ayuntamiento que reconsidere su postura y dé marcha atrás.

Consideran que el traslado va a ser perjudicial para la salud de sus mayores, por su avanzada edad y elevado grado de demencia.

“Son personas mayores y muy vulnerables”. dicen. “Solo pedimos que les dejen morir en su casa y su casa es desde hace años la residencia San Prudencio”, solicitan entre lágrimas.

Competencias

El concejal de Políticas Sociales, Lucho Royero, explica que el Ayuntamiento tiene que cumplir el decreto de cartera, que fija los servicios sociales que tiene que asumir el Ayuntamiento y los que corresponden a la Diputación de Álava. 

Así, el cambio de residencia va a afectar a 20 familias: 13 de la unidad de asistencia y 7 de la unidad psicogeriátrica.Estos últimos serán los primeros en mudarse.

Residencia San Prudencio.

“Por las fechas en que estamos, será a partir del 7 de enero, para respetar las navidades”, indica el concejal del área.

En el caso de las otras 13 personas, el proceso se llevará a cabo antes del 31 de marzo y, si es necesario, se prorrogará a hasta junio, detalla. 

Subraya Royero que la medida se lleva a cabo para cumplir la ley y que las familias van a poder marcar en un listado las residencias que prefieren e incluso visitar las instalaciones.

Sin embargo, no es suficiente para las familias. Para ellas, no es relevante que el traslado sea antes o después de Navidad.

“Son personas a las que les queda poco de vida, para ellos Navidad no significa nada; algunas son ciegas, otras reciben cuidados paliativos, no es el momento de cambiarlas de residencia”, indican las familiares.

Más empatía

Tampoco sienten que tengan libertad de elección de residencia. De hecho, “todas las familias hemos elegido la misma residencia y ya nos han dicho que no va a haber plazas libres”, responde una de las familiares a Royero, a quien piden mayor “empatía”.

Residencia San Prudencio.

También los partidos de la oposición censuran la manera en que el Ayuntamiento y la Diputación están gestionando los traslados de estas personas mayores.

Tanto EH Bildu, como PP y Elkarrekin reclaman desde hace años que ambas instituciones se repartan ya las competencias a las que les obliga el decreto de cartera desde 2016.

Por eso, no les vale que el gobierno municipal lo utilice ahora como “excusa”, cuando lleva años sin cumplirlo.

No son maneras

“El Ayuntamiento tiene que hacer frente a este decreto de cartera, pero hablamos de personas mayores que están en sus últimos días de vida; no son maneras”, reprocha Garbiñe Ruiz desde Elkarrekin.

“En otras residencias, como Dato y Aurora, tienen personas de grado 3 y no las van a trasladar; pensé que se iba a reconsiderar el traslado; podían haberlo hecho de otra manera”, critica la concejala del PP Marta Alaña.

“Son personas para las que puede ser devastador un traslado; lo hacen ahora porque les viene bien a ustedes, no pongan la excusa de que es por ley, porque el decreto es de 2016, suena a broma”, recrimina el edil Alberto Porras, de EH Bildu.

Cubrir las necesidades

Por su parte, la concejala socialista de gobierno Ana López de Uralde reconoce que la situación es compleja y "complicada", pero respalda el traslado y tranquiliza a las familias.

"Los cambios siempre generan inseguridades y miedo, pero estas personas mayores van a contar en sus nuevas residencias con profesionales que les van a ayudar y cubrir todas sus necesidades.