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Diez estrategias infalibles para sobrevivir a conversaciones incómodas con un cuñado

El cuñadismo no es exclusivo de los parientes y se extiende como una mancha de aceite

Diez estrategias infalibles para sobrevivir a conversaciones incómodas con un cuñadoCristina Juesas

Las reuniones familiares pueden ser una experiencia maravillosa... Hasta que el cuñado abre la boca. Lo digo con conocimiento de causa.

Yo tengo 12 cuñados, así que tengo un máster en cuñadismo. Ser un cuñado es un estado mental, no necesariamente me estoy refiriendo al hermano o hermana de tu pareja o a sus respectivos cónyuges.

Todos conocemos a ese cuñado que siempre tiene una opinión (equivocada) sobre todas las cosas. Y si no lo tienes, puede ser uno de la cuadrilla o un compañero de trabajo. El cuñadismo, como digo, no es exclusivo de los parientes y se extiende como una mancha de aceite.

Chiste que podría ser fácilmente asociado al "cuñadismo"

Y ahora que estamos en plena la época de BBC (bodas, bautizos y comuniones), la columna de hoy viene cargada con habilidades de comunicación esenciales para sobrevivir en estos festejos tan entrañables y a la multitud de conversaciones desagradables que pueden surgir alrededor de una mesa, especialmente cuando queremos la fiesta en paz.

Así que aquí dejo mis 10 estrategias infalibles para evitar discusiones familiares inútiles en el próximo evento y salir airoso de todas ellas. Sin perder la sonrisa y sin despeinarnos.

1. Elige con cuidado las batallas

Hay discusiones que no merece la pena tener. ¿Tu cuñado insiste en que la tierra es plana? Déjalo. Di que sí, que tú mismo llegaste una vez al borde, como en el Show de Truman. Y luego cambia rápidamente de tema. No necesitas corregirle cada vez que dice algo.

2. Humor sarcástico

Si tu cuñado empieza a soltar una teoría conspirativa sobre cómo los alienígenas construyeron las pirámides, respóndele con un sarcástico: ¡Claro! Y también ayudaron a construir la cúpula del Buesa Arena, ¿no te acuerdas?. El humor siempre es un aliado fabuloso en estos trances.

3. Hazle preguntas interesantes

Desvía la conversación hacia temas más neutrales en los que te sientas más cómodo discutiendo. Pregúntale por su película favorita, su hobby o incluso sobre su perro/gato/hámster. Cualquier cosa menos política, fútbol o religión, salvo que coincidáis en alguno de estos tres puntos.

4. La técnica del ‘ajá’

A veces, la mejor respuesta es simplemente escuchar y asentir con un ajá de cuando en cuando. Esto le da la ilusión de que te importa su opinión sin que tengas que implicarte tanto como para discutir. 

5. Juega al bingo del cuñado

Antes del evento, crea un bingo con frases típicas de tu cuñado (El cambio climático es un mito, todo es culpa del Gobierno, yo soy feminista, pero…, etc.). Juega con otro familiar que esté al tanto.

Cada vez que tu cuñado diga una de las frases, marcas tu tarjeta. Quien complete una fila, gana. Probablemente este es el mejor consejo de todos. Hay quien en lugar de bingo se lo juega a chupitos.

6. Aplica la técnica del niño pequeño

Si la conversación se torna especialmente molesta, simplemente cambia de tema abruptamente, como lo haría un niño pequeño. ¿Sabías que los delfines duermen con un ojo abierto? No tiene que tener sentido, pero servirá para desviar la conversación.

Estrategias para no discutir

7. Usa la filosofía zen

Visualiza un lugar tranquilo, respira hondo y mantén la calma. Responde con un tranquilo puede ser a cualquier afirmación disparatada. La serenidad siempre desarma más que la confrontación.

8. Involucra a una persona aliada

Involucra a otro miembro de la familia o de la cuadrilla que conozca la situación. Con una mirada o un gesto, pueden rescatarte de la conversación con una excusa que habréis pactado previamente. ¿podrías ayudarme con algo en la cocina? es una salvación clásica.

9. El método del ‘mejor de tres’

Propón resolver la discusión de una manera divertida: piedra, papel o tijera, o incluso un pulso de pulgares. Si gana, le das la razón (aunque, por supuesto, sepas que está equivocado). Esto aliviará la tensión y añadirá un poco de humor al asunto.

10. Haz una pausa

Si sientes que la conversación va a escalar, sugiere una pausa para tomar algo. Esto te da ese respiro que necesitas y además sirve para calmar los ánimos de todos los presentes.

La paz antes que la guerra

Debemos tener en mente que, aunque a veces parezca lo contrario, las reuniones familiares son para disfrutarlas. Y, como decía el recordado locutor Andrés Montes, la vida puede ser maravillosa si lo que queremos es disfrutar y compartir.

Debemos reconocer que discutir con el cuñado puede tener su encanto, pero para no llevarte disgustos, tener la fiesta en paz, como decía mi abuela, un pa’ ti la perra gorda” a tiempo nos puede sacar de cualquier situación incómoda. Un poco de ingenio, una sonrisa y a disfrutar del evento familiar en armonía. Chin chin.

Cristina Juesas es consultora de comunicación. Contacte con ella en hola@cristinajuesas.es.