Sus 26 años de experiencia en la enseñanza como profesora de música así como los conocimientos obtenidos tras realizar un máster de Neuropsicopedagogía, han llevado a la consultora y orientadora del colegio Inmaculada de Abetxuko, Mariola Letamendi, junto a las tutoras de 3, 4 y 5 años (Marisa Andrés, Itziar Garzo y Rebeca Fernández), a aplicar la estimulación de la metacognición en las aulas de infantil, convirtiendo a este centro en el pionero desde hace dos años.

 ¿Cómo nace la idea de aplicar lo aprendido, esa base científica, al alumnado del colegio?

Recuerdo que en el máster siempre me decían: “llevas la música en las venas, es pasión”. Pero me di cuenta que no era suficiente. Desde los primeros años de enseñanza, llegas a la conclusión de que, por muy formado que tú estés, puede que el alumno no aprenda; porque existe una base emocional que capitanea sobre su cerebro pensante y le impide aprender. Te das cuenta de que el alumnado tiene su propia mochila emocional y que hay que ayudarle a gestionarla, si queremos que esté “presente” en nuestra aula. Es decir, es necesario ir al origen del problema. Y, por otro lado, porque desde que aprendí, gracias a la neurociencia, que el cerebro se construye a sí mismo, y que la etapa de infantil es la más importante y fundamental para prevenir e intervenir a nivel emocional y cognitivo, no lo dude ni un instante.

¿Cuáles son esos problemas emocionales más comunes entre niños y niñas ?

Hay de todo tipo, pero sobre todo, de control de conducta, de impulsividad. De ahí que una de las cosas que trabajamos sea la señal de STOP: el parar y pensar. Por otro lado, también está lo que llamamos la “copia”, una metáfora a través de la cual queremos hacer consciente al alumnado de su reacción ante la acción de los demás. Es esa conducta emocional que no controla, en el momento que sucede. Sin embargo, entrenándole a ser consciente de cuándo su cocina emocional empieza a hervir y dándole una conducta alternativa, puede llegar a dominarla. Esto es una realidad.

¿Qué métodos utilizan para que los niños y niñas conozcan cómo funciona su cerebro?

Fundi y el Cerebro y Cogest son los dos programas preventivos de estimulación cognitiva trabajados en niños de tres, cuatro y cinco años. Con ambos, se trabaja los cuatro procesos cognitivos PASS (Planificación, Atención, Simultáneo y Secuencial). Digamos que funciona como un cuento. Simbolizamos el cerebro con una mesa de cuatro patas donde hay cuatro procesos que intervienen en el aprendizaje. Por un lado, está la Planificación, que tiene la imagen de un “director de orquesta” y tiene tres tareas: ¿qué os he pedido?, ¿cómo lo vais a hacer? y pasar la lupa (¿Lo he hecho bien o mal?). Por otro lado, está “linterna” que simboliza el Proceso de la Atención, focaliza lo que tú dices obviando el resto de estímulos. El Proceso Simultáneo tiene el ancla de la “televisión”, relacionada con la creación de imágenes, historias, significados y asociación de ideas, y, por último, tenemos el “loro”, que representa el “Proceso Secuencial” y se encarga de los aprendizajes arbitrarios. 

En los armarios de las aulas tienen imágenes con cada una de ellas. ¿Qué les aportan estos programas?

Que estos pequeños y pequeñas conozcan cómo funciona el cerebro en general y el suyo en particular. Además, les permite conocer cómo aprenden así como desarrollar estrategias propias para mejorar su aprendizaje.

Señalaba que estos aprendizajes cognitivos PASS pueden dar resultados maravillosos en un alumno, pero que existe una parte emocional que se debe trabajar...

Exacto. Debajo de esa mesa que hemos mencionado, existe una colchoneta de agua, que es nuestro sistema límbico, el mundo de las emociones. Esta zona está controlada por la amígdala, (nuestro perro guardián), y ella no piensa, no gestiona, sino que combustiona. Estos problemas de origen emocional se dan en niños y niñas con unas creencias de identidad negativas que les pueden llegar a pensar que son tontos o tontas, que no valen nada, que son queridos o queridas si hacen lo que la familia dice, etc... Son pensamientos inconscientes.

Cuando no entienden algo, se sienten bloqueados ¿tienden a la frustración?

Claro. Y ahí es donde se trabaja. Es maravilloso ver cómo van cambiando. Siempre digo que grandes errores llevan a grandes aciertos. Lo importante es seguir intentándolo e intentándolo y que aprendan del error. Es desmitificar la importancia del error, con el STOP. Solemos decir: “El que tiene boca...se equivoca” (contesta el alumnado).

¿A qué edad empiezan a trabajar el cerebro?

Al final de tres años, en el último trimestre empezamos con Fundi y le cerebro trabajando las anclas, las imágenes que permiten que el niño asocie ese símbolo con los procesos cognitivos PASS. Cuando hablamos de linterna, por ejemplo, ya saben que se refiere a la atención.

Un ejemplo concreto de error con posterior aprendizaje sería...

“¿Me haces una rima con pato?” Si tú me respondes con algo relacionado con la palabra naranja, te diría: ¿qué te he dicho, cuál es la partitura que tienes que tocar? No es que tú no seas capaz, sino que ha fallado la linterna. Ahí estás trabajando también la autoestima, al quitar culpa.

¿Cómo es la figura del “director de orquesta”?

Se divide en dos. Está la parte de la cabeza y tronco, que es la de los cuatro procesos, el cerebro racional; y la parte de las piernas y botas, que habla el mismo lenguaje que el sistema límbico, donde las neuronas no piensan, sienten. Por eso hacemos lo que hacemos cuando la emoción nos “secuestra”, que actualmente se llama “secuestro amigdalino” o “secuestro amigdalar”. Esto es algo que nos pasa a todos y a todas. Tenemos la suerte de que si somos capaces de crear unas buenas botas a nuestro director, podremos gestionar esas emociones. Eso es lo que trabajamos aquí, la gestión de las emociones y la estimulación de la metacognición (los cuatro procesos PASS), para que ellos los internalicen y luego los extrapolen a otros aprendizajes.

Cuando habla de extrapolar lo aprendido, ¿se refiere a que aplican los conocimientos del aula también fuera de ella?

Eso es. De hecho ese es uno de los objetivos. Lo que es el programa en si, es una hora a la semana, pero lo que se aprende, se extrapola inmediatamente, todo el tiempo. A mí me ha pasado con el grupo de tercero de primaria dando clase de música, que subiendo el tono o mostrando un lado más alterado de mi misma, un alumno me dijera: “creo que te está saliendo la copia, es mejor que te vayas al baño”. Tú puedes pensar: ¡qué manera son esas de hablarle a la maestra!, pero el niño ha visto que ya no soy yo, sino que estaba ante una conducta defensiva de rabia, la “copia”. Yo he vivido y vivo que los niños y niñas de cinco años reconozcan los errores de los demás sin ninguna alteración o que reconozcan el enfado del otro, diciendo: “Te está saliendo la copia”.

¿Qué aporta todo esto a largo plazo?

Dentro de que son niños y niñas, más madurez. Se perciben cambios en cómo observan, trabajan y la atención que muestran. Pero que quede claro, no dejan de ser niños. Y por supuesto, les ayuda a buscar sus propias estrategias de aprendizaje. Todos tenemos un almacén de estrategias, solo tenemos que encender la luz, entrar y coger la apropiada. Como maestros y maestras, tenemos que inducirles a que encuentren las suyas. Yo no puedo imponerles las mías.

Hablábamos del respeto o la importancia de gestionar emociones y saber tomar decisiones ¿Por qué es importante enseñarles todo esto desde pequeños?

Porque luego es muy difícil. La toma de decisiones es algo que en este colegio se trabaja mucho. En cuanto a la gestión de emociones, volvemos a la dos partes del cerebro. Si tú sólo te dedicas a lo curricular y dejas a un lado lo emocional...¿Cuántas personas conoces que hayan sido exitosas académicamente pero que después tengan carencias emocionales, malestares emocionales?

Alguna que otra, sí.

Exacto. Por eso tenemos que trabajar en las escuelas el equilibrio. Que ambas partes, la zona pensante y la emocional, vayan a la par.

¿Cómo se debe trabajar en niños esa zona sintiente?

Hay que ir al origen, al sufrimiento emocional. Hay distintas formas de trabajar las carencias. Cuando un alumno o alumna hace lo que no debe en el aula, te está pidiendo ayuda. Te está demostrando su sufrimiento interior. Debemos ir a la fuga del agua.

¿Uno de sus lemas es: “Distingamos conducta de persona”. ¿Por qué cree en esta idea?

Porque es verdad. No es lo mismo decir que soy despistada, que tener conductas despistadas. No es como un intermitente, ahora sí, ahora no. Se es o no se es. Al igual que decir “soy cabezona”, que se escucha mucho. La pregunta que te tienes que hacer es: ¿eres siempre cabezona? Podrás tener un comportamiento o una conducta obcecada, pero no eres cabezona. Además, si tú misma lo dices, no haces más que ponerte barreras para conseguir un cambio en ti.

Un lema que dice que le ha llevado a entender por qué pasa lo que pasa en las aulas, ¿a qué se refiere exactamente?

Que el alumnado que más rabia puede producir en ti no va en contra tuya, sino que es su forma de pedirte ayuda. Hay alumnos y alumnas que vienen al colegio con su cerebro como una olla, que tiene su propia presión. Si todavía añadimos una mayor presión, la olla no puede más y la válvula se dispara. No lo hacen porque quieren, sino porque lo necesitan. Por eso, creo que lo que realmente hay que mirar es de dónde viene esa presión, esos rayos que hacen que su cerebro se cargue y se cargue.