De la torre de Doña Otxanda a la Fuente de los Patos se escuchan los txistus por encima de la lluvia que empapa el Casco Viejo. Tras los txistularis, vecinos y miembros de las sociedades gastronómicas procesionan en hermandad hasta la escalera que lleva a la hornacina de la Virgen del Buen Camino, patrona de la cuarta vecindad de la Herre, la que vive entre los cantones de Carnicerías y Seminario.

Con solemnidad se baila el aurresku ante la virgen y una neska sube la escalera para depositar a sus pies un ramo de flores rosas y blancas entre aplausos y vítores de los presentes, que se cobijan del agua bajo paraguas y toldos.

Buen viaje en el camino

Cada una de las cuatro vecindades de la calle Herrería tiene una patrona y la nuestra es la Virgen del Buen Camino porque es la última vecindad, la de salida de la ciudad donde antes, más allá de la Fuente de los Patos, no existía más Vitoria y se despedía en ese punto a los que abandonaban la ciudad deseándoles buen viaje en el camino”, explica José Antonio Arberas, uno de los organizadores de esta tradicional fiesta que mantienen viva las sociedades gastronómicas Burduntzi, Iturriondo, Txipristin y Zapardiel.

“Un momento de encuentro para estrechar relaciones entre los vecinos y los txokos, una fiesta de hermanamiento para ponernos cara unos a otros, y para recibir a muchas personas que son de la Herre porque aquí nacieron, aunque ya no vivan, pero que un día como hoy se animan a venir”, apunta Arberas.

Homenaje a Zabalza

A primera hora ha abierto la puerta Zapardiel para que los txistularis ensayaran sin mojarse antes del homenaje a José Antonio Zabalza, impulsor de la Academia municipal de Danza y Celedón de Oro, nacido en esta vecindad de Herrería y fallecido el 9 pasado de agosto. 

Uxue entrega un detalle a Mari, viuda de Zabalza, en el homenaje de hoy. Alex Larretxi

El recuerdo de Zabalza protagoniza la fiesta de la cuarta vecindad de Herrería. Txapi, su amigo y compañero, toma el micrófono en la Fuente de los Patos ante la casa en la que nació Zabalza, hoy un reconvertido edificio, para recordar que nació un Jueves de Lardero, repasar su biografía y ensalzar su persona. “Participó en cuantas iniciativas culturales hubo en la ciudad”, subraya Txapi. Y en su honor se danza una composición que él mismo le compuso para un homenaje anterior. 

“Participó en cuantas iniciativas culturales hubo en la ciudad”

'Txapi' - Amigo de Zabalza

No es el único que ensalza a Zabalza en presencia de parte de su familia. “A lo largo de su vida cuidó, conservó y transmitió su cariño hacia la cultura vasca, especialmente en lo referente a mantener y enseñar las danzas vascas y las músicas asociadas a las mismas”, subrayan los organizadores. 

Txistu y atabal

Alma mater del grupo Txirinbil, colaboró con otros muchos. “Zabalza siempre estaba dispuesto a ayudar en lo que se le pidiese; de joven bailando y, luego, junto a su atabal, acompañando a los txistularis o con la caja en la fanfarre Ezberdiñak.

Realizó innumerables actuaciones y kalejiras por toda Euskalherria. Y, precisamente, por todo su bagaje cultural fue destacado con el galardón Celedón de Oro en el año 2000, sin dejar de ayudar y aportar su buen hacer hasta el último momento.

“Si la palabra bueno tiene sentido es asociándola a su nombre porque Zabalza era, sobre todo, un hombre bueno”, remarcan sus conocidos de la cuarta vecindad de la calle Herrería.

Degustación en sociedad

Pone el broche de oro al reconocimiento Uxue, hija de Arberas, quien de niña llamaba aittitta a Zabalza. Uxue entrega un detalle a Mari, la viuda del homenajeado, en nombre de estos cuatro txokos de la vecindad.

“Por toda la paciencia que Zabalza tuvo con Uxue al enseñarle a bailar el agurrak”, bromea Arberas. A continuación, las sociedades gastronómicas abren sus puertas para ofrecer a los presentes los manjares cocinados; desde gazpacho y queso hasta chorizo a la sidra o salchichas porque, sin duda, reunirse alrededor de la mesa de un txoko es el mayor exponente de hermandad.